sábado, 20 de julio de 2019

LA MATANZA DE LOS CANARIOS o LA PRIMERA SANGRE: 15 de JULIO DE 1811


LA MATANZA DE LOS CANARIOS o LA PRIMERA SANGRE: 15 de JULIO DE 1811
Por
Luis Heraclio Medina C.
La “historia oficial” trata de ocultar algunos episodios o de olvidar otros, pero para la comprensión de los hechos es bueno recordar todas las cosas tal como realmente ocurrieron; así es más fácil entender cómo todos los hechos están entrelazados y que los unos son consecuencia de los primeros y así sucesivamente.
Uno de estos hechos, que poco se cuentan ocurrió apenas unos días luego de declarada la independencia el 5 de Julio de 1811, por parte de los diputados de las provincias de Venezuela, reunidos en el Congreso.  En este Congreso que declaró la independencia era obra casi exclusivamente de los blancos criollos, casi todos los dueños de las grandes plantaciones, los grandes terratenientes, los “grandes cacaos” que sin duda son los Padres Fundadores de la República, los llamados hasta entonces “españoles americanos” en oposición a los “españoles europeos”, quienes ejercían el poder político.
En Venezuela vivían gran cantidad de  canarios o isleños, casi todos dedicados al comercio; muchos de los comerciantes canarios más modestos (pulperos, marineros, artesanos, bodegueros, tenderos, etc), vieron con preocupación la toma del poder por los blancos criollos.  Si bien los canarios más acaudalados tenían estrechas vinculaciones con los mantuanos, los más pobres posiblemente tuvieron el temor de que sus derechos fueran afectados por los nuevos gobernantes. Nuevos impuestos, limitaciones al comercio y eventualmente, gastos y pérdidas de una guerra, tales como expropiaciones, saqueos, contribuciones especiales, etc. También hay quienes piensan que ingenuamente fueron engañados por partidarios de la monarquía que les hicieron creer que la República los despojaría de sus bienes.  Igualmente, otros habitantes no simpatizaban con la independencia declarada por los blancos criollos, especialmente los pardos venezolanos, que no tenían mayor representación en los diputados del congreso, que como se dijo, pertenecían a una clase distinta a la suya. Ni canarios pobres ni pardos tenían nada que ganar con la República, a la que consideraban exclusivista y oligárquica, en todo caso, su condición podrían verse desmejorada: Los blancos criollos ya eran dueños del poder económico, ahora dueños también del poder político no tendrían ningún contrapeso.  Canarios pobres y pardos en Caracas, Los Teques, Valencia y otras ciudades comenzaron a conspirar contra el gobierno de la Junta de Gobierno de Caracas….
Llega entonces el día 11 de Julio, todavía no se habían producido mayores hechos de violencia a causa de la independencia, no se había derramado la primera gota de sangre.  Es así que en los Teques un pequeño grupo de laboriosos comerciantes encabezados por el caraqueño José María Sánchez, el canario Juan Díaz Flores, el cura dominico Juan José Garciá y el doctor Antonio Gómez, al frente de unos sesenta vecinos, casi todos canarios, se pronuncian en contra de la declaración de independencia del Congreso. Desfilaron por las calles del pueblo, montados en mulas y burros, armados con unos viejos trabucos y con unas vetustas corazas de latón, al estilo de Don Quijote de la Mancha. Su grito es “Viva el Rey y la Virgen del Rosario” y enarbolan estandartes con la imagen religiosa.  El gobierno de la Junta Suprema de Caracas  inmediatamente envía una pequeña tropa y reduce a la modesta y ridícula tentativa sin hacer un solo tiro, apresando a todos los insurrectos.
Ahora bien, si la asonada de los canarios de los Teques fue una extravagancia, la respuesta del gobierno fue grotesca: el 15 de julio, tras un juicio sumario, dieciséis de los alzados fueron fusilados, sus cadáveres fueron expuestos en la Plaza de La Trinidad, los decapitaron y sus cabezas fueron exhibidas en largos palos en las afueras de Caracas. Todos sus bienes fueron confiscados por las autoridades.  Otros 300 españoles europeos y canarios fueron encarcelados sin juicio alguno.  A Díaz Flores no sólo lo fusilaron y lo decapitaron, sino que lo descuartizaron y sus despojos se guidaron de palos en distintos puntos de la ciudad.
Estos hechos de violencia fueron repugnantes para varios ingleses que se encontraban en el país quienes escribieron a sus coterráneos sobre  en el efecto desfavorable que estas ejecuciones tenían para la causa patriota ante la opinión pública europea. Gracias a estas correspondencias (entre otros documentos) es que podemos tener una fiel relación de los hechos.
 Este primer episodio de sangre no hizo sino propalar la llama del odio que se extendería como la pólvora. Los odios estallarán en la Primera República. Rencores diversos, de todos los inconformes con el nuevo orden, inconexos, sin ideas claras, y sobre todo, los resentidos, no sólo de isleños de orilla, sino también de pardos, de mulatos y de esclavos.
Esta fue la “primera sangre” derramada en la larga lucha de independencia. Un episodio casi olvidado de nuestra historia.  Se había abierto la caja de Pandora que por más de diez años sembraría la muerte y la destrucción en estas tierras. 
FUENTES:
PARRA-PEREZ, CARACCIOLO. “Historia de la Primera República de Venezuela” Tomo II, Caracas, Tipografía Americana, 1939
SISO MARTINEZ, J.M. “Ciento Cincuenta Años de Vida Repúblicana”, Biblioteca del Sesquicentenario. Volumen I, Ediciones de la Presidencia de la República. Caracas 1963
Web fuente
MANUEL HERNÁNDEz GONzÁLEZ  “LOS CANARIOS EN LA INDEPENDENCIA DE VENEZUELA” Universidad de la Laguna. http://bolivarium.usb.ve/pub/anuarios/15/articulo03.pdf

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