Etiquetas

"La Canelón" 11 de diciembre 1946 23 de enero de 1958 606 Acción Democrática Aerópago Aguila Agustín Hurtado Oliveros Agustin Tirado Medina Alabama alcohol Ali Gomez Andrés Eloy Blanco Andueza Palacios Angela Lamas Annaba antibióticos antigomecismo Antonio Gómez Antonio Guzmán Blanco Antonio Paredes años veinte arawacos Argelia Armando Reverón Armando Zuloaga Armando Zuloaga Blanco arsénico Arturo Michelena Aruba Asamblea Nacional Constituyente asedio atentado Baralt Bárbula Barfleur Barrancas del Orinoco Barretico barricadas Barrientos Batalla de Carabobo Batalla de la Victoria batalla de Tocuyito Batalla del Lago de Maracaibo Batallón Valencia Baterías de defensa costera Benjamín Bernardo Heredia Billiken Billop boina azul universitaria Bolívar bombardeo isla de Ptos bombas Bona Borburata Boves Braulio Barreto Burgudd C-54 cabilleros Cabo Mendocino Cabriales Campo Elías canalización canarios Canelón Canelón Rudecindo capitanía General de Venezuela Carabobo Caracas Carazúa Caribe caribes Carlos III Carlos Maldonado Peña Carlos Rangel Garbiras Carmelo Fernández Carnavales 1928 Casa Consistorial Casa Páez castillo de Puerto Cabello Castillo de San Carlos de la Barra Castillo San Felipe Catedral de Valencia cazadores británicos Ceballos Celestino Castro Celis Centro Cívico de Valencia Charles Johnson Charles Knowles Cipriano Castro Ciudad Bolívar Club Centro de Amigos cochero Mantequilla coches coches antiguos coches de Valencia Codazzi Colonia Psiquiátrica Compañía Guipuzcoana Congreso de 1811 Conquista coronel Blosset Costura crimen político Cruzda Cívica Nacionalista Cumaná cura Curtiss SB2C Helldriver Daily Graphic deber Decreto 3-2-1 Delgado Chalbaud Dentice descendientes de Bolívar destierro Dia de la Enfermera Dia de la Juventud dictadura Dimas Segovia Dionisia Bello Distrito Sucre Donahue Doña Zoila de Castro Dwight Eisenhower Edecio Alvarez Educación El Callao El Cepo El Heraldo. El Paraiso Eleazar López Contreras electrochoques Eloy Montenegro Eloy Tarazona Emilio Fernández Enfemeria enfermedades venéreas enfermeras Enrique Bernardo Nuñez Enrique Mandry entierro esclavismo esclavitud Escolares Escuela de Enfermeras Escuela Nacional de Seguridad espionaje Esquina Cruz Verde ETS Eudoro López Eustoquio Gómez Evaristo Lima expedicion Venezuela Fabián Mujica Sevilla Faireno Falke Farriar FAV Federación Estudiantes Venezuela Felicia Bolívar Fernando Falcón Ferriar Ferris Filippo Gagliardi flota mosquito Francia Francis Farquarson Paulo George Francisco de Paula Tinoco Francisco Fajardo Freedom Medall Fuerte Tiuna Fuerza Aérea Venezolana fusilamiento Gabriel de Zuloaga Gardner Germán Borregales German Suarez Flamerich GNV Goajira Golfo de Paria Golfo de Venezuela golpe golpe de estado Gómez Gonzalo Gómez Gripe española guaiqueríes Guama Guardia Nacional de Venezuela guerilla guerra a muerte guerra de independencia Guerra de los mil días Guerra Mundial Guzman Blanco hatos barreteros Heraclio Medina Hermógnes Maza HIram Bingham historia de la medicina honor Hospital Civil de Valencia Hospital de Caridad Hospital de Caridad de Valencia Hospital San José de Padua Hospital Vargas hospitales de sangre Iglesia Católica Venezolana Ignacio Andrade incas Indiana Jones influenza inmigrantes insurgencia Inteligencia intentona Isaías Medina Angarita Isla de Patos Isla La Blanquilla isleños italianos Italo del Valle Alligro Jaime Lusinchi James Gerard Jesus Berbín López Joaquín Crespo Joaquín Mariño Joaquín Ricaurte José Antonio Páez Autobiografía José Cecilio Tinoco Jose Cova Rey José Dolores Arpushana José Felix Mora Jose Felix Ribas. José Gregorio Ponce Bello José Heriberto López José Laurencio Silva José Manuel Hernández José María Sánchez José Rafael Pocaterra José Vicente Bolívar Josefa Camejo Josefa Zavaleta Joyce Mathews Juan Díaz Flores Juan Escalona Juan Ferrer Juan Perez Jimenez Juan Vicente Gómez Juancho Gómez Julio Hidalgo Julio Vargas Junta Revolucionaria de Gobierno Kapitzky Kemper La Victoria La Viñeta Lago Lara Las PIedras Leander Legion Británica legión británica Legion Irlandesa Leon Colina Leopoldo Enrique López Leopoldo Ortega Barreto ley seca Liceo Pedro Gual licor Llanos venezolanos Lucila Méndez Lucille Mendez luger Luis Castillo Méndez Luis Eudoro Medina Luis Ravelo Luisa Teresa Celis Machu PIchu macos magnicidio magnicidio. MAN Manuel de Agreda mar Caribe Maracay Marcelino Medina Marcos Pérez Jimenez Margarita Bello Mario Vargas Marqueseña Martín de Sansinea Martín Parada mártir Mata Carmelera Mata Hari Matías Salazar mayor Soler Medardo Medina Medicina mexicas milicias MIN Miraflores Miranda mita Mocho Hernández Moda Monagas moneda Mormones Morón Naguanagua Naufragio Neuland norteamericanos Numancia Ocultimo Oscar Yanes Oviedo y Baños Pablo Morillo Páez Palacio Municipal de Valencia Pantanero parabellulm Partido Nacionlista Pedernales Pedro Castillo Pedro Estrada Penicilina Pérez Jiménez Pianista Plaza Bolívar practicantes de medicina prehisipánico Primera Guerra Mundial Primera República primero de enero princesa Isabel prohibición Puente de Hierro Puente Morillo Puente Restaurador puente Revenga Puerto Cabello Puerto La Cruz Queipa Queseras del Medio quitrin Rafael Angel Canelon Rafael Ernesto López Rafael Nogales Méndez Rafael Urdaneta Memorias Rafael Uribe Uribe Ralph Ince Ramón Guerra Ramón López Ravelo Red Line Refinería Renny Ottolina Revista Bohemia revolución Revolución de Queipa revolución legalista revolución restauradora Richar Murphy Rivas Dávila Román Delgado Chalbaud. Bolo Pacha Rómulo Betancourt Roosvelt Rosa Castro Roso Canelón Rotunda Ruiz S.N. sacerdote Sacred Cow Salvador Montes de Oca Salvarsan San Carlos San Fernando de Apure Santos Matute Gómez Santos Michelena saqueos Segunda Guerra Mundial Seguridad del Estado Seguridad Nacional Sífilis Silvestre Guevara Simon Alberto Consalvi Skymaster SN spider featon ss Valelncia submarinos subversión Tagliapietra Taguanes tanque dragón tanqueros Tanquetazo Temperamiento Teresa Carreño Teresita Carreño terrorismo Testamento historia TFP Thomas Farriar Thomas Ferriar Tinaco Tinaquillo tiranicidio tlaxaltecas tortura Torturas totonacas Trocadero Truman U-154 U-502 U-615 U-boot UNE Rafael Caldera Unión Patriótica Venezolana Universidad de Carabobo Unzaga Urdaneta USS Hancock V Conferencia Panamericana Vaca Sagrada Valencia Vapor Arauca Vapor Venezuela Veinte Años Sin Patria Vellum Force venéreas Venezuela Venezuela Hollwood Vicentico Gómez Victor López Victor Manuel López Waldorff Astoria William Nephew xenofobia Yaracuy

sábado, 11 de agosto de 2018

MAGNICIDIO EN MIRAFLORES

MAGNICIDIO EN MIRAFLORES
por
Luis Heraclio Medina C.



(La copla de Miraflores)
Arpa, cuatro y maracas
Conforman un buen sarao
Siendo el primer invitao
El gran jefe de Caracas
El Bagre a las maracas,
Va su hijo al arpa sin brollo
¿Y para el cuatro criollo
Digan quién es exquisito?
En cuatro, el bueno es Juanchito¡


 
El magnicidio es el asesinato de una persona con gran importancia política, alguien que tiene mucha influencia o un cargo muy poderoso.  No tiene necesariamente que ser el presidente.  Se puede tratar de un príncipe, un rey, un ministro, etc., alguien que tenga mucha importancia política.  El primer magnicidio de nuestra historia moderna es el asesinato ocurrido en el Palacio de Miraflores la noche del 30 de junio de 1923 cuando fue asesinado a puñaladas el Primer Vicepresidente de la República y Gobernador del Distrito Federal Juancho Gómez.  Se trató de la más sórdida trama de corrupción, nepotismo, falta de escrúpulos, intriga, engaño, violencia, poder, ambición, celos, pasiones y hasta depravaciones, que nos hacen recordar a las leyendas de la familia Borgia en la lejana Italia del siglo XIII.
Hay que conocer el entorno familiar, social y político-militar para entender el drama.
En tiempos de represión, miedo, secretismo y censura total no había prensa que informara, tampoco expedientes judiciales confiables.  Todo lo controlaba el régimen que no permitía que se supiera nada de la vergonzosa verdad, pero quedan la tradición oral y  la prensa extranjera de esos días.  También los libros que luego de muerto el dictador se han publicado y recogen las versiones extraoficiales que circularon en esos tiempos.  Los relatos de los pocos sobrevivientes que pudieron hablar.  De allí vienen nuestras fuentes.
José Vicente (Vicentico) Gómez, segundo vicepresidente e
inspector genral del ejército.
Eran tiempos de la feroz tiranía de Juan Vicente Gómez.  El presidente Gómez tenía dos vicepresidentes: el primer Vicepresidente era su hermano Juan Crisóstomo Gómez (Juancho) y el Segundo Vicepresidente era el hijo del dictador, José Vicente Gómez Bello (Vicentico).  Juancho también era gobernador del Distrito Federal y Vicentico era a su vez era inspector general del ejército, que en la práctica era la más alta jerarquía militar.
Dionisia Bello, la primera concubina
de Gómez.

José Vicente Gómez  Bello (Vicentico), era uno de los hijos adulterinos de la primera concubina del Gómez,  Dionisia Bello.  Dionisia era una bella muchacha casada en San Cristobal con un pobre hombre de apellido Torres, con quien tenía dos hijas.  Cuando Juan Vicente, que era un adinerado ganadero le ofreció a Dionisia abandonar a su esposo para irse con él, la muchacha no lo pensó dos veces y abandono al marido , a las hijas y a la pobreza. 
Juancho era un sujeto muy distinto a su hermano, casi diametralmente opuesto.  Mientras el dictador era un militar nato, ávido de poder, Juancho nunca tuvo carrera militar (aunque lo llamaban general)
Juancho Gómez, primer vicepresidente y
gobernador del D.F.
  y no se le conoció particular ambición de poder.  Juan Vicente, pese a ser el hombre más rico de Venezuela era un hombre de costumbres sencillas y campechanas, vestía casi siempre con un liquiliqui de dril, gustaba de vivir alejado de Caracas y se acompañaba de gente sencilla, campesinos y preferiblemente paisanos andinos y disfrutaba del campo, sus haciendas y su ganado,  mientras que Juancho (Juanchito para sus íntimos) vestía a la más moderna moda europea, siempre con finos trajes, bien perfumado, le encantaba la vida de la sociedad caraqueña y era amante del teatro y la ópera.  Mientras el dictador era todo un padrote, engendrando hijos en dos concubinas notorias e infinidad de otras mujeres, a “Juanchito” no se le conoció ni esposa, ni novia, ni mujer. No tuvo nunca hijos, pero se le veía siempre acompañado de jóvenes oficiales andinos o elegantes patiquines caraqueños.
Aquella madrugada del 30 de junio el cuerpo de Juancho fue encontrado por su servidumbre en su habitación del palacio de Miraflores con varias puñaladas en el cuerpo que le habían causado la muerte.  Miraflores servía simultáneamente como residencia presidencial y sede del poder ejecutivo (no es como ahora que la residencia es La Casona y Miraflores es el despacho del presidente).
Como es natural el revuelo y la alarma no se hicieron esperar.  Lo primero que hicieron las autoridades de la dictadura fue acusar a la resistencia, que mayormente se encontraba en el exilio. Los pocos enemigos conocidos del gobierno que se encontraban en el país fueron perseguidos implacablemente.  Se detuvo a centenares de ciudadanos que absolutamente nada tenían que ver con el crimen, por el sólo hecho de ser los “habituales sospechosos”.  Pero la oposición nada tenía que ver.

Poco tiempo antes, Juan Vicente Gómez había estado enfermo.  En el entorno del poder se hablaba de la sucesión.  Había un grupo, amigos de Vicentico, que creían que el sucesor natural del dictador debía ser su hijo. Entre estos estaban la madre del joven general Dionisia Bello y su esposa Josefina Revenga Sosa, una bella jovencita de la sociedad caraqueña.  Esta muchacha tuvo la osadía de decir en público “Cuando será que se va a morir el viejo para que Vicentico sea presidente”. Eran los llamados “vicentistas”, que incluían a jóvenes militares, a los otros hijos de Dionisia, y a un grupo de caraqueños relacionados con los otros hijos e hijas de Dionisia, quien había hecho casar a toda su prole con miembros de la sociedad capitalina. Por otro lado estaban los que rodeaban a Juanchito, los “juanchistas”el primer sucesor en el orden constitucional. Con él estaban la mayoría de los viejos militares andinos: los otros hermanos del dictador, sus hermanas Regina, Ana, Indalecia, Elvira y Emilia y sus maridos, todos generales, el primo Eustoquio, y los viejos militares andinos.  Esta gente no veía con buenos ojos que el joven Vicentico accediera al poder pasando sobre todos ellos, viejos militares curtidos en las batallas.  Vicentico había sido nombrado general por su padre a los 23 años, sin echar un solo tiro ni pasar nunca por una escuela militar.
Otra de las razones de la ruptura dentro de los Gómez fue que el dictador abandonó a Dionisia, ya cuarentona, y hizo su nueva barragana a una jovencita caraqueña de 16 años, Dolores Amelia Nuñez, hija de un abogado bien posicionado en la sociedad caraqueña.  Esta pérdida de influencia de los Gómez-Bello acentuó la fractura en el  clan.
Santos Matute Gómez, presidente del Edo. Zulia para los
momentos de la muerte de Juancho. 
Ahora bien, otro miembro del clan, el pérfido Santos Matute Gómez, primo o medio hermano del presidente, proxeneta dueño de garitos y burdeles, pedófilo que compraba humildes niñas campesinas para ponerlas a trabajar en sus prostíbulos, varias veces presidente de estados, había abandonado a su concubina de toda la vida y con la intención de atornillarse a la familia dueña del poder, pactó matrimonio con Margarita Torres,  hija del matrimonio de  Dionisia con el pobre Torres y media hermana de Vicentico.  Esta era una mujer ya no tan joven, que no había conseguido alguien que se casara con ella y que corría el riesgo de quedarse solterona.  Ganancia para todos: Margarita conseguía marido, Dionisia terminaba por casar a la última hija que le quedaba soltera y Santos se casaba con una dama de la familia.
Juanchito y Eustoquio, ya habían tenido varios encontronazos con el clan de Dionisia y al enterarse del pactado matrimonio en el cual Santos Matute pasaba a engrosar las filas del otro clan se sintieron preocupados al perder una importante ficha de las suyas que se sumaba a los contrarios.
Juancho buscó a  Santos y le dijo que la hija de Dionisia no era una mujer decente.  Que estaba soltera por su mala conducta y no era recomendable ese matrimonio. Que quedaría como un pendejo si celebraba esa unión. Santos Matute Gómez  se sintió burlado, entró en cólera, inmediatamente fue a casa de Dionisia y Margarita y luego de gritos y toda clase de improperios desbarató el compromiso.  Margarita quedó desecha en un mar de lágrimas.
Al día siguiente la pobre Margarita humillada y despreciada, apareció en su cuarto con un tiro en la cabeza.  Nunca se supo si se suicidó o la mando a matar Santos.  Dionisia, llena de dolor y de ira juró venganza.
Según una de las versiones, Juanchito había relegado en sus preferencias a uno de los que había sido sus hombres de confianza, un oficial llamado Isidro Barrientos, por lo cual el hombre se encontraba bastante dolido.  Dionisia y Vicentico habrían entrado en contacto con este oficial para matar dos pájaros de un solo tiro: Se cobraba la venganza por la afrenta sufrida y a la vez se eliminaba el único obstáculo entre Vicentico y la presidencia.  Al resentido oficial se le habrían ofrecido prebendas y ascensos para cuando todo estuviese hecho.
Es así como aquella noche, bien por si mismo o por medio de algún  soldado de los que montaban guardia en el Palacio de Miraflores, entran en la habitación de Juancho y lo matan.  Tiene que haber sido alguien del extremo circulo de Miraflores, alguien que conocía los aposentos y que tuviera libre acceso a todas las áreas, pasadisos y aposentos. Alguien para quien no eran obstáculos los muros, las cercas, los soldados, ni  los sagrados que custodiaban el palacio.
Según otra de las versiones, la muerte de Juanchito fue una consecuencia indeseada de un plan ideado por Dionisia y Vicentico.  Originalmente el plan consistía en contratar a un soldado de la guardia, para fingir un atentado al propio Gómez, inculpando a Juancho, para que perdiera la confianza de su hermano, pero todo se enredó y el soldado terminó matando al vicepresidente.
Al saberse la noticia el terror cunde en toda Venezuela, la gente sabía que vendría una terrible ola de represión y tortura.  En un primer momento la dictadura trató de inculpar a la oposición, encarcelando a todo el enemigo conocido que encontraran, pero puertas adentro las averiguaciones iban en contra del personal de Miraflores.  Fueron hechos presos y torturados absolutamente todos los soldados y oficiales de guardia esa noche y muchos de los destacados en la custodia de Miraflores que no estaban de servicio.  También se torturó salvajemente a la servidumbre civil, incluyendo a varias mujeres inocentes.  Esta barbarie de sangre la dirigieron Tarazona y Julio Hidalgo, el sustituto de Juancho y gobernador encargado.
El entierro de Juancho. A la derecha del dictador, Vicentico.
El cuerpo de Juanchito fue enterrado inmediatamente sin autopsia por  ordenes de Gómez.  El general ordenó que no se hablara más nunca del asunto.  En total se calcula que fueron asesinados luego de los interrogatorios y torturas todos los sirvientes civiles (hombres y mujeres), la tropa de guardia ese día y el oficial Barrientos, en total unas quince a veinte personas.
Al poco tiempo, Gómez hizo reformar la constitución y eliminó las figuras del Vice-presidente.  A Vicentico lo separó del ejército, le prohibió usar más el uniforme y finalmente le ordenó irse de Venezuela junto con su madre con una buena cantidad de millones que les permitieron comprar un castillo en Francia…. Pero el siniestro hijo mayor no disfrutó mucho sus millones… a los pocos años murió de tuberculosis, mucho antes de que muriera su padre.  Hay quienes dicen que Vicentico murió mas bien envenenado.  Esta es parte de la historia,  aún así hay quienes dicen que Gómez fue el mejor presidente de Venezuela.  ¿Qué tal?
Fuentes:
Cordero Velásquez, Luis. “Gómez y las Fuerzas Vivas” Edit. Lumego.  Caracas 1971
Gallegos, Gerardo. “Juancho Gómez, un drama de la realidad americana”. Coop. De Artes Gráficas.  Caracas 1937
Lavin, John.  “Una Aureola Para Gómez” Distribuidora Continental. Caracas.
Sulbarán, Pablo. “El Misterio de Miraflores ¿Quién Mató a Juancho Gómez?” Publicaciones Seleven Caracas
Diccionario Polar de Historia de Venezuela.
La tradición oral.

jueves, 2 de agosto de 2018

LOS YANKEES MUERTOS POR NUESTRA INDEPENDENCIA.







LOS YANKEES MUERTOS POR NUESTRA INDEPENDENCIA.
En días pasados, se cumplió un aniversario más de la muerte de un grupo de norteamericanos y europeos que habían acompañado al generalísimo Francisco de Miranda en su primera tentativa de rebelión en contra del imperio español. La enfemérides pasó sin un recuerdo, un discurso o siquiera una  ofrenda floral.  Se quiere tapar la realidad histórica con la indiferencia.
En efecto, el 21 de julio de 1806 en el Castillo de San Felipe, en Puerto Cabello (hoy conocido como Castillo Libertador) fueron ejecutados en la horca, diez oficiales, extranjeros que habían sido capturados por las naves realistas frente a las costas de Ocumare (Edo. Aragua) cuando la flotilla de Miranda, fue interceptada por buques de la armada imperial y dos de los barcos revolucionarios fueron abordados y hechas presas sus tripulaciones.
Meses antes, Francisco de Miranda, prepara una invasión a Venezuela desde los Estados Unidos.  Tras una serie de reuniones con el presidente Thomas Jefferson y James Madison, secretario de Estado, logra la colaboración de la autoridad del puerto el coronel William Smith y consigue un buque con el empresario Samuel Ogden. También logra entusiasmar al empresario y marinero Thomas Lewis, a quien encarga de capitanear el barco.
 Miranda enrola a una tripulación de unos 200 hombres, casi todos yankees, contando con 40 cañones de diverso calibre, 1.500 fusiles, 6.000 lanzas, y abundantes municiones.  La expedición tenía 3 naves las goletas Bacchus y Bee (Baco y La Abeja) y  el Leander, la corbeta norteamericana donde ondea por primera vez en la historia el pabellón tricolor venezolano.
Así debió ser el "Leander"
El 27 de abril la expedición llegó frente a las costas de Ocumare, pero los servicios de inteligencia españoles ya habían advertido a las autoridades en Venezuela de la intentona, por lo cual dos naves realistas (el Argos y el Celoso) estaban esperándolos y luego de un corto combate capturaron a las dos goletas e hicieron huir al Leander con Miranda a bordo. Unos cincuenta marineros norteamericanos y otros europeos que formaban parte de la expedición fueron capturados, entre ellos británicos, un sueco y  un  polaco.
Dibujo de la época que recrea la captura del Bee y el
Bacchus. (Imaagen tomada del blog de Grisel
Lecuna García)
Dibujo de la época que representa la ejecución de los
compañeros de Miranda. (Imagen tomada del blog de Grisel
Lecuna García)
La mayoría de marineros fueron encarcelados y enviados a diversas fortalezas españolas pero tres meses después  en el Castillo de Puerto Cabello en acto público fueron ejecutados en la horca los oficiales comandante Thomas Donahue; capitanes James Gardner, Gustavus Burgudd (o Bergud) y Thomas Billopp; y tenientes Charles Johnson, Daniel Kemper, John Ferris, Miles L. Hall, Francis Farquarson y Paulo George.
La “historia oficial” o la “nueva versión de la historia” no quiere recordar a esos gringos.  En estos tiempos, cuando se llena el Panteón nacional de “restos simbólicos” y de personajes de dudosa reputación,  no se les hace a estos mártires de nuestra independencia un homenaje o un simple recordatorio.  Los historiadores “oficialistas” parecen olvidar o quizás hasta quisieran ocultar que ningún venezolano murió en la primera tentativa de Miranda  de darnos la independencia,  fueron unos norteamericanos en su mayoría, y otros cuantos europeos, los primeros que derramaron su sangre en la primera de las intentonas del generalísimo Francisco de Miranda.  Fueron norteamericanas las naves de Miranda y fueron norteamericanos quienes ayudaron a Miranda a preparar su expedición.  Esa es la verdad histórica, pese a que no le guste a algunos. 
La "Columna de los Americanos" monumento inaugurado el
4 de Julio de 1896, decretado por Joaquín Crespo.
Si existe en Puerto Cabello un monumento, un cóndor andino, con sus alas extendidas, a punto de volar hacia la libertad, remembranza del águila norteamericana, que recuerda a aquellos hombres que desde las frías aguas de Baltimore y Philadelphia vienieron al Caribe a dejar su vida por la independencia de un pueblo que hoy los olvida.  
Es de notar que el presidente Gral. Joaquín Crespo, a fines del siglo XIX,  en el momento de decretar el monumento de Puerto Cabello, decretó que los norteamericanos eran “próceres de la independencia de Venezuela”.
En Maracay también existe un monumento recordando a los héroes de Ocumare.

miércoles, 1 de agosto de 2018


LA TUMBA DEL GRAL. LEOPOLDO ORTEGA BARRETO: 
En la Iglesia Catedral de Valencia, a pocos metros del altar principal, se encuentra la lápida que identifica la tumba del general Leopoldo Ortega Barreto.  Es una de las pocas tumbas de la Catedral que ha superado los gustos y caprichos de cuanto obispo ha pasado por nuestra iglesia matriz, que han modificado el templo a su libre criterio, quitando y hasta eliminando las lápidas que distinguían el lugar de último descanso de muchos venezolanos ilustres.  Ortega es quizás el único militar venezolano del siglo XX que reposa en nuestra Catedral, ultima morada de muchos clérigos, pero pocos hombres ajenos la curia.  El otro militar es Atanasio (corregir) Girardot, pero este patriota es un personaje mucho más antiguo que Ortega, pues data de la época de la independencia…
La lápida que señala el lugar de descanso del Gral Leopoldo Ortega Baarreto en la Catedral de Valencia. El año señalado en la lápida está equivocado,ya que lo correcto es 1901.
Pero ¿Quién fue Leopoldo Ortega Barreto?  El general Ortega nació en el Baúl, estado Cojedes, en 1870, proviene de una familia de militares desde  la guerra de independencia, cuando su abuelo, el general Rafael Ortega fue un destacado oficial de José Antonio Páez.  Su familia siempre estuvo vinculada al llano, tierra de hombres bravos y de a caballo, pero desde muy temprano alternó su vida con Valencia, donde fundó familia y residían buena parte de sus parientes, los Barreto, en la famosa esquina de la Cruz Verde.   En la ciudad del Cabriales inició estudios de ingeniería en la incipiente  Universidad de Valencia, pero prematuramente los interrumpió al ser seducido por la llama de la política, llevado sus principios éticos y su conciencia civilista y apego a la legalidad.  Se incorporó a la “revolución legalista” de Joaquín Crespo que se rebelaba en contra el gobierno que violaba la constitución para tratar de perpetrase en el poder.  En los combates de la “legalista” el diestro jinete llanero recibe su bautismo de fuego y es conocido por su valor en combate, por lo que se le reconoce al joven la jerarquía de capitán. 
La esquina "Cruz Vede" donde residían los Barreto.
Años mas tarde, cuando con ocasión de las elecciones de 1897 se realiza la primera campaña electoral popular y moderna en Venezuela se incorpora activamente al Partido Nacionalista, el cual organiza y dirige en los estados Carabobo y Cojedes, junto con su cuñado el Dr. Eudoro López y sus parientes  los Barreto y los Lima.  Promueve y sostiene la candidatura de “El Mocho Hernández”, la cual cuenta con una enorme mayoría popular, prepara los primeros simulacros de votación para educar en materia electoral a aquella ciudadanía que jamás había votado,  organiza mítines, giras de propaganda y conferencias del candidato en Valencia, Puerto Cabello, Tinaco, San Carlos, etc., ganando las simpatías del electorado, pero el día de las elecciones, hombres armados afectos al oficialismo toman las urnas electorales, amenazan a los nacionalistas, les impiden votar, secuestran el proceso y cometen un fraude gigantesco, proclamando vencedor a Ignacio Andrade, candidato de el antiguo “legalista” Joaquín Crespo, quien ahora abandona sus principios y a su vez violenta la constitución y avala el fraude que en las elecciones que le burlan la victoria popular a José Manuel Hernández “El Mocho”. 
A los pocos días el gobierno encarcela a todos los dirigentes de la oposición, los cuales permanecen presos hasta enero, cuando son liberados.  Ante semejante fraude “El Mocho” escribe secretamente Ortega y otros sus partidarios para organizar una sublevación y viene a Valencia, para desde la capital del estado Carabobo iniciar su famosa “Revolución de Queipa” desde la antigua hacienda al sur de la ciudad.  Le toca a Leopoldo Ortega recibir al “Mocho” y llevarlo a caballo hasta la hacienda Queipa, en las inmediaciones de lo que hoy conocemos como “la vía a El Paíto.  Desde allí nuevamente Ortega se incorpora a la batalla, siempre al lado de “El Mocho”, participando siempre al frente de las tropas en los combates de Tinaquillo, el asalto al hato “Totumo Barretero” que fue lo que hoy llamamos una  “operación comando” en la que despojaron a las tropas del gobierno de gran cantidad de caballos, fusiles y hasta una ametralladora, novísima arma para aquellos tiempos.  Luego está presente en la famosa batalla de “la Mata Carmelera” donde muere el ex presidente Joaquín Crespo,  jefe de las tropas del gobierno y finalmente acompaña al “Mocho” en los combates de Churuguara y Yumare, cuando finalmente la “Revolución de Queipa” es derrotada y caen presos sus líderes.
En 1900, nuevamente cae preso “El Mocho Hernández”,  luego de alzarse contra la dictadura de Castro.  Entonces  el general Ortega junto a muchos venezolanos anticastristas se repliega a la Goajira colombiana. En Colombia se encuentra también el Gral. Rangel Garbiras, jefe de los nacionalistas del occidente de la república, quien por segunda vez  prepara acciones para invadir Venezuela y derrocar al dictador Castro. Simultáneamente en Colombia se libra una cruel guerra civil entre los conservadores (en el gobierno y enemigos del gobierno venezolano de Castro) y los liberales, con apoyo del dictador venezolano.


A la Goajira llega, para apoyar a Ortega Barreto el célebre Rafael de Nogales Méndez, quien años mas tarde sería héroe de la primera guerra mundial.
Cipriano Castro, a su vez, alista un ejército expedicionario y lo envía a Colombia por la Goajira, hacia Riohacha para destruir a los conspiradores venezolanos y tratar de apoyar una insurrección en contra del gobierno conservador colombiano.  En un desértico lugar de la Goajira colombiana denominado Carazúa, el 13 de Septiembre  de 1901 ocurre la cruenta batalla en la cual Leopoldo Ortega Barreto recibe un balazo de fusil en una de sus rodillas, la cual queda totalmente destrozada.  Herido y trasladado a la retaguardia los médicos quieren amputarle la pierna, a lo que el llanero obstinadamente se niega, pero la herida gangrena y muere el 7 de octubre. Cuentan que cuando los médicos pretendieron amputarle la pierna se negó y exclamó:  “Prefiero que digan ahí murió el general Ortega y no que digan ahí va el mocho Ortega.”. 
Al saberse en Valencia la muerte del general Ortega, tan lejos, fuera de su amada Venezuela, causa hondo pesar. Su parentela es muy querida y respetada en la ciudad.  Son los Ortega, los Barreto, los Lima, los López, gente muy respetada y apreciada.  Su esposa María Isabel Lima de Ortega junto a sus hijos Leopoldo, Carlos, Héctor, Luis, Ricardo, Luis Augusto y Anita desconsolados ni siquiera tienen un cuerpo que enterrar.  Años mas tarde, en 1903, se logra repatriar los restos del último general venezolano muerto en combate; son traídos a Valencia y velados en capilla ardiente en la Iglesia de San Francisco, para luego ser trasladados en hombros hasta la Santa Iglesia Catedral donde tienen su descanso definitivo, a pocos metros del altar mayor.
El lugar de la lápida, a 8 metros del Altar Mayor.
Para leer más del Gral. Leopoldo Ortega Barreto:
Galíndez, Luisa. “HISTORIA DE VALENCIA 1901-1950” (Extractos publicados en In-Formate Nro. 216, Marzo 1991
Lecuna, Vicente: “LA REVOLUCIÓN DE QUEIPA”. Tipografía Garrido, Caracas 1954
López, Victor José. “INFATIGABLES” Edit. Temple. Madrid 2017
Nogales Méndez, Rafael: “MEMORIAS”. Fund. Edit. El Perro y la Rana. Caracas 2007