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miércoles, 4 de diciembre de 2019

LA NUERA HOLLYWOODENSE DE JUAN VICENTE GOMEZ

La bomba sexy del cine Joyce Mathews

LA NUERA HOLLYWOODENSE DE JUAN VICENTE GOMEZ
Por
Luis Heraclio Medina Canelón
Alguien dijo que la crónica era algo así como el “anti-somnífero” de la historia. La hacen mas amena y divertida.  Se trata de las micro-historias, los relatos de las intimidades, de las menudencias de la vida de las personas del pasado que nos vienen a dar  una la dimensión humana de los personajes, alejados de cifras y de hazañas, lo que nos permite conocer sus mezquindades y bondades, de sus errores y miserias así como de sus momentos de nobleza cuando los hubo.
En Diciembre de 1935 muere en Maracay Juan Vicente Gómez, luego de 27 años en el poder, tiempo en el que amasó la riqueza más grande que nunca tuvo venezolano alguno. Según algunos cronistas, incluso era el hombre más rico de América Latina.  También sus familiares, compadres, subalternos y amigos en general hicieron enormes fortunas al amparo del poder, mientras que en Venezuela reinaba la mas absoluta miseria: una pobreza general, los más bajos niveles de salubridad de todo el continente, con epidemias endémicas de paludismo, tuberculosis, disentería, tifus y sífilis que diezmaban a la población.  No existía ni siquiera un  ministerio de Sanidad.  Lo mismo ocurría con la educación, en niveles bajísimos respecto a los otros países de América; las universidades cerradas, apenas existía un solo liceo público en todo el país (en Caracas) y altísimos niveles de analfabetismo.
Gonzalo Gómez, flanqueado por dos de sus hermanos, Juan Vicente (hijo) y Florencio.
 
A la muerte del dictador la mayoría de sus herederos huyeron del país, ante el temor de represalias por parte de los miles de afectados por la larga dictadura y también tratando de preservar sus enormes patrimonios habidos a la sombra del gomecismo.  Todos los bienes de Gómez dentro del país fueron expropiados por una ley nacional, pero aún así los miembros del "clan Gómez" escaparon con cientos de millones de bolívares.
Gonzalo Gómez, junto a una de sus hermanas
 y otros miembros del "clan Gómez".
El autor norteamericano John Lavin, en “Una Aureola para Gómez” recuerda la estampida de los Gómez a la muerte del patriarca:
“Se embarcaron para Curazao casi cien de los miembros de la familia Gómez  -Dolores Amelia, sus hijos e hijas, Gonzalo, otro hijo de Gómez y muchos de los primos y parientes y los allegados.  Se llevaron cuanto pudieron cargar de valor y dinero en efectivo. Dolores Amelia corrió a la caja fuerte de la plaza Girardot.  Llevó valijas con miles de billetes en bolívares.  Un solo saco contenía diez millones de bolívares….”
Debemos recordar que en aquellos tiempos diez millones de bolívares eran aproximadamente dos millones y medio de dólares americanos…. Y eso en uno solo de los sacos de billetes….
Uno de tantos fue Gonzalo Gómez Bello, hijo de el dictador y su primera concubina favorita, Dionisia Bello.  Gonzalo también era hermano del siniestro José Vicente, quien llegó a ser vicepresidente y luego fue extrañado del poder por el propio Gómez, muerto en Europa antes que su padre, y de Alí "el hijo predilecto", fallecido tempranamente en la epidemia de gripe.  Forman parte de "la primera camada" del clan Gómez.

Pero Gonzalo, a diferencia de sus hermanos José Vicente y Alí, no demostró mayor interés por la política o la milicia, y aunque lo llamaban "coronel" nunca tuvo actuación militar alguna.  Si era amigo del vivir bien, del juego y el deporte, de los caballos pura sangre y las carreras en el hipódromo y las diversiones, como todo hijo de millonario que no tiene preocupaciones para lograr el sustento. En Venezuela fue gran empresario del hipismo y del beisbol, actividades a las que dedicaba gran parte de su tiempo. Era propietario del afamado equipo de beisbol  “Concordia” del estado Aragua, con el cual viajaba frecuentemente al extranjero a los ventos deportivos. También era dueño de numerosos caballos pura sangre que corrían en los hipódromos venezolanos bajo las riendas de los más afamados “jockey”. El cargo que tenía en el gobierno era el de administrador de la Lotería de Caracas, lo que le daba suficientes ingresos para darse el tren de vida que tanto le gustaba.
Gonzalo Gómez junto a miembros del equipo de beisbol de su propiedad.
Luego de la muerte de su padre Gonzalo viaja en 1936 a establecerse en Estados Unidos, donde lleva una vida de "playboy" gastando dólares a manos llenas en mujeres, lujos, restaurantes, cabarets, fiestas y clubes.  Entre rumba y rumba conoce a una jovencita norteamericana, bailarina de Brodway, con aspiraciones de actriz de cine y ex miss de belleza,  Joyce Mathews nacida en Nueva York, una rutilante rubia quien desde los 15 años y comenzaba a figurar en la gran pantalla como artista exclusiva de la “Paramount” y los shows tipo Brodway.
Un primer plano de la bella Joyce Mathews.
Gonzalo con las alforjas llenas de millones provenientes entre otras cosas de la Lotería de Caracas,  trataba de rehacer su vida en el país del norte.  Cupido o algún otro tipo de interés unió a la linda y ambiciosa bailarina de dieciséis años con el exilado “coronel” de cuarenta y uno.  Las crónicas dicen que la madre de la chica tuvo bastante que ver con este romance, posiblemente Gómez se vio cautivado por la bella chica de 16 años y ojos azules.  Y la niña o su madre fueron impresionadas por los verdes billetes que dilapidaba sin medida ni control el caribeño venticinco años más viejo que Yoyce.
La madre de la jovencita rápidamente convino con el matrimonio que se realizó con toda la pompa y lujo dignos de una super star y un magnate millonario.  El lugar de la fastuosa recepción fue  el Hotel Waldorf Astoria, uno de los hoteles más lujosos del mundo, ubicado en un rascacielos de 47 pisos en lo mejor de Manhatan, Nueva York. Al evento acudieron unos  ochocientos invitados, del "jet set", de la farándula y de la economía norteamericana, que bebieron cajas y más cajas de la más fina champaña francesa y los mejores licores que se podían conseguir en todo el mundo.  La fiesta costó un una suma exhorbitante de dólares, cantidad astronómica para la época, que marcó un hito, en lo que a derroche se refiere.
El matrimonio de Joyce y Gonzalo, con más de 800 invitados fue uno de los más rimbombantes de sus tiempos.
¿Y cómo le fue a la pareja de recién casados? El matrimonio no duró ni las dos semanas, Joyce lo abandonó acusando a Gomez de abuso físico, luego la chica demandó la nulidad del matrimonio, alegando que no sabía el “oscuro origen” de Gómez, que no podía vivir con el heredero de quien tuvo su país bajo "el reino del terror".  Nunca se supo cual fue la versión de Gómez, lo cierto es que los tribunales norteamericanos declararon nulo en matrimonio. ¿Sería una trama de la astuta madre de Joyce el matrimonio entre la chica y el cuarentón con algún fin inconfesable? ¿Tuvo Gonzalo que llegar a un acuerdo monetario con su desposada para evitar algún problema legal en el país del norte que le había dado refugio? El desigual matrimonio y el sorpresivo divorcio dejaron mucha incógnitas que no han sido despejadas, pero causa suspicacia lo peculiar de los acontecimientos.  El autor norteamericano Lavin, que citamos arriba señala que la permanencia de Gonzalo en EE.UU. estuvo rodeada de “múltiples procesos judiciales”, pero nada más añade. Pero se sabe que Joyce y su madre no eran la típica “cazafortunas”, porque su padre era un millonario de Florida.
¿Que se traía entre manos Joyce al caserse con
el millonario cuarentón?
Por su parte, Gonzalo continuó con su vida disipada y dilapidó un millón de dólares en menos de un año y debemos recordar que en aquellos tiempos el dólar era más valioso que hoy en día.
Mientras tanto, Joyce se casó seis veces más con cuatro maridos diferentes. Es decir, repitió de marido dos veces.  Evidentemente, era una chica "partidaria del matrimonio": Con Milton Berle, se caso, se divorció y se volvió a casar y nuevamente se divorció. Con Billy Rose hizo lo mismo. Luego se casó con Ivor Studebaker y luego de 3 años se divorció, para casarse finalmente  con Don Beddoe hasta que murió.
En esos tiempos actuó en varias películas en Holliwood: "Hijos a Prueba" (1939), "$ 1000 por Touchdown"  (1939) y "Mister Universe".

Al tiempo Gonzalo regresó a Venezuela, donde se le recordaba como promotor del beisbol y de las carreras de caballos. Murió a finales de los 70. Sus restos están en el Cementerio de Maracay, muy cerca del panteón Gómez.
Así son las cosas, como diría Oscar Yanes.
FUENTES
Lavin, John. “UNA AUREOLA PARA GOMEZ” Distribuidora Continental. Caracas.


domingo, 10 de noviembre de 2019

1946 EL "PAPA" ADECO Y LA IGLESIA ROMULIANA VENEZOLANA


EL "PAPA" ADECO Y LA IGLEISA ROMULIANA VENEZOLANA
Hay episodios que quienes han venido escribiendo la “historia oficial” han querido olvidar o borrar de la memoria de los venezolanos, quizás sea por vergüenza o por inconvenientes; pero es bueno recordar, porque sabiendo cómo han sido las cosas podemos tener una visión más clara del curso de los acontecimientos.  Uno de estos episodios es, sin duda, el intento del gobierno de la Junta Revolucionaria de Gobierno de Rómulo Betancourt de dividir (crear un cisma) en la Iglesia Católica para establecer una religión cuasi oficial, dependiente del gobierno revolucionario de ese entonces. Precisamente en los pasados días de octubre se cumplieron diez años de la muerte del curioso personaje principal de esta historia. 
La Junta Revolucionaria de Gobierno, llamada Junta Romuliana de Gobierno.
EL DECRETO 3 – 2 – 1
En 1945, llega Rómulo Betancourt al poder en Venezuela, al frente de una Junta Revolucionaria de Gobierno, luego de un cruento golpe de estado que causó centenares de víctimas, rompiendo el hilo constitucional al derrocar al gobierno democrático del presidente Isaías Medina Angarita.
El gobierno de Betancourt, en el cual participaban  gran cantidad de elementos marxistas, ex marxistas, ateos militantes y radicalmente anticlericales emprende una serie de medidas en contra de la educación privada y religiosa, tratando de imponer lo que se llama el “estado docente”, que implicaba la idea totalitaria de que la educación de los hijos debe ser controlada por el estado, quitándole a los padres la posibilidad de elegir el modo y forma de la educación de los niños. 
Protestas en Valencia, frente al Teatro Municipal contra el 3-2-1. (foto cortesía de Reinaldo Núñez)
Con estos fines el gobierno dicta el famoso “Decreto 3-2-1”  que menoscababa seriamente a la educación privada, mayormente impartida por los mejores colegios del país, los institutos religiosos tales como aquellos de los salesianos, los hermanos lasallistas, los jesuitas, las hermanas de Lourdes, etc., que beneficiaban con educación de calidad a toda la población, incluso a las clases de menos recursos con planteles o matriculados subsidiados por la Iglesia Católica.  Así por ejemplo, en Valencia funcionaban la escuela “Domingo Savio”, sostenida por los hermanos salesianos, o el Internado para niñas “Padre Alfonso” sostenido por una orden de religiosas, donde se le daba educación de primera calidad a los niños de escasos recursos. Lo mismo ocurría en otros lugares del país.
Una joven estudiante valenciana en la Plaza Sucre, protesta contra el 3-2-1
El Decreto 3-2-1 descalificaba las notas obtenidas por los estudiantes de los colegios privados y violentaba el principio de igualdad establecido en la constitución imponiendo odiosas distinciones entre los institutos privados y públicos y entre otras cosas establecía:
“El único responsable de la educación en Venezuela es el estado,
que debe orientar, encauzar y vigilar la enseñanza”
Esta visión de “unicidad”, claramente totalitaria desencadenó la oposición de los institutos de educación privada, organizados en la Asociación Venezolana de Educación Católica (AVEC), de las familias católicas y de la misma iglesia. No se hicieron esperar las multitudinarias manifestaciones públicas de maestros, religiosos, estudiantes y representantes a lo largo y ancho del país que conmocionaron a la sociedad y terminaron por producir la renuncia del ministro de educación y la suspensión del decreto.
LOS ENFRENTAMIENTOS CON LA IGLESIA
Pero ya las hostilidades habían comenzado.  Se estaba instalando la Asamblea Nacional Constituyente que proyectaría la nueva Carta Magna.  Los revolucionarios pretenden establecer en la constitución una serie de cambios de tendencia atea y marxistoide. En la memoria colectiva estaban frescas todavía las imágenes de la guerra civil española, finalizada hacía  relativamente poco tiempo, con la quema de iglesias, seminarios y colegios católicos, y las masacres y fusilamientos en masa de varios miles de curas, monjas, seminaristas y religiosos en general.  Las simpatías del partido gobernante por los derrocados comunistas y republicanos españoles es harto conocida.  Entre las ideas ateas propuestas en la constituyente está la de  romper con la tradición ininterrumpida existente desde 1811, en absolutamente todas las constituciones venezolanas,  en la que se inicia invocando a Dios Todopoderoso.  Otra es en el artículo 53, cuando una vez más se ven las costuras totalitarias:
“El estado se reserva el monopolio en la formación
del magisterio y profesorado nacionales”
La iglesia protesta al considerar que dicho artículo colide con el derecho natural de los padres a elegir el tipo de educación que crean conveniente para sus hijos según su conciencia y con el derecho a practicar cualquier actividad lícita en beneficio de la comunidad.
En una Carta Pastoral los obispos señalan, con una clara referencia al gobierno:
“No creemos en el patriotismo de los comunistas.
No creemos en el patriotismo de quienes están a favor de tomar
 las armas a favor de Rusia contra su Patria.
No creemos en el patriotismo de quienes califican de burguesas las ideas,
 para nosotros sagradas de patria, hogar, religión y propiedad”
Escuela par niños pobres "Domingo Savio", sostenida por la Iglesia Católica, donde se daba educación de calidad a los más necesitados.  Una piedrita en el zapato para los argumentos estatistas de la "revolución"
Para el momento de acercarse las votaciones para la Asamblea Nacional Constituyente, los obispos en un documento no piden el voto para nadie en particular, pero  claramente dicen por quien no deben votar los católicos:
“debe negarse en absoluto el voto a los que propugnan
por la enseñanza laica al margen de la religión,
a quienes luchan por la supresión
de los colegios católicos en Venezuela
 y a quienes predican las perniciosas doctrinas del comunismo
y del socialismo ateo, así como la lucha de razas”
LA NUEVA RELIGIÓN
Así las cosas, el gobierno de Betancourt y los adecos van al contra-ataque.  Deciden crear su propia religión revolucionaria adeca.  Para ello cuenta con todo el dinero y el poder del estado en sus manos. Reclutan para su proyecto a dos o tres curas adecos y el mamotreto lo encabezará un singular sujeto: Luís Fernando Castillo Méndez.
Luis Castillo Méndez, disfrazado de cura. 
PERO ¿Quién ES LUIS FERNANDO CASTILLO MÉNDEZ?
Castillo es un joven caraqueño obsesionado con la idea de ser cura, obispo y hasta Papa.  Aunque no ha terminado el bachillerato,  se inscribe primeramente en el Seminario de San Cristóbal donde al poco tiempo es expulsado.  Luego el mitómano y farsante inicia estudios en el Seminario de La Divina Pastora de Barquisimeto, donde corre con igual suerte.  Viaja a Caracas donde trata de ingresar a la comunidad de los Padres Franceses en los Palos Grandes de donde sale rechazado.  No obstante viste corrientemente con sotana y se identifica ante todos como seminarista o sacerdote. Su fantasía de ser un religioso ya es algo patológico.  Es descubierto en 1938 ejerciendo como sacerdote en Caracas y es detenido por la policía y pasa varios días preso. Se muda a Cumaná donde reincide, pero es descubierto nuevamente. De allí pasa a Margarita, donde se cuela entre los Padres Carmelitas y se emplea como docente en las instituciones de estos religiosos. De allí viaja a España, y en 1944 con documentos falsos logra que un anciano e inhabilitado obispo, aquejado intelectualmente por su senilidad,  lo ordene como sacerdote, ordenación totalmente fraudulenta y sin ningún valor. En el barco que lo trae de regreso desde España hasta Venezuela oficia varias misas. 
Cuando Castillo regresa a Venezuela, nuestro país se encuentra convulsionado por lo que llamaban la “revolución de octubre” iniciada con el golpe de estado del 18-10-1945.  Castillo llega en el preciso momento en que los revolucionarios se están enfrentando a la iglesia católica.  Es el hombre indicado en el momento justo.  Su gran oportunidad que no dejará pasar.
Castillo Méndez, con el apoyo del gobierno,  funda en 1947 la “Iglesia Católica Apostólica Venezolana” ICAV, la cual gracias a los aportes económicos del gobierno de Betancourt  monta algunos templos y logra tener hasta su propio periódico, “Liberación”, el cual engalana en el Nro. 1 su primera plana  con una gran foto del recién electo presidente adeco Rómulo Gallegos, con el titular
“ROMULO GALLEGOS GOBERNARÁ SIN OPOSICION,
POR ENDE SIN LA IGLESIA ROMANA”.
"Liberación" el órgano oficial de la ICAV
Su primer templo lo instala en el “Barrio 18 de Octubre” de Catia.  Desde allí lanza sus propuestas religioso-revolucionarias:  Los curas se podrán casar.  Se aceptará el divorico. Se eliminará el latín de la liturgia y los obispos se elegirán por el voto directo y secreto de los feligreses.  Promete la “democratización de la Iglesia”.  Luego se le ocurrió excomulgar al dictador español Francisco Franco y también ordenó “sacerdotes” a varios hombres, alguno de ellos casado, sin que tuvieran ni siquiera algún estudio en seminarios.  
Pero Castillo incurre en dos errores que ni siquiera las autoridades pueden pasar por alto: Se viste e identifica como cura católico violando la ley de Patronato Eclesiástico, ya que no es cura y no puede vestir hábitos religiosos y pide dinero en sus “misas” que no lo son, lo que ocasiona que sea arrestado por unos días. Luego vuelve a la libertad y es amparado por un diputado afecto al gobierno. Mas tarde para evitar problemas legales modifica sus sotanas y hábitos para que no sean copia exacta de las que usan los católicos y con sus nuevos “disfraces” no tiene problemas legales, aunque cualquier ciudadano que no sea experto en ropas religiosas difícilmente puede diferenciarlo de los sacerdotes católicos: cambia el color morado por el vinotinto y el dorado por el amarillo y en la sotana donde van diez botones, pone ocho. Así con sus nuevos disfraces no le podrán decir que viste igual que los curas.
Luis Castillo Méndez "ordenando" a alguno de sus "curas"
Desde su impreso ataca ferozmente a la Iglesia católica apostólica romana original, y particularmente a sus obispos  y a los periódicos católicos como “La Religión”, “El Diario Católico”, “La Columna”, El “Vigilante” y “La Razón”.   La prensa dominada en ese entonces por comunistas y adecos tal como “Ultimas Noticias” y “El Nacional” se hacen eco de los ataques del periódico de Castillo.
Con los bolsillos de la sotana llenos de billetes provenientes del erario público recorre todo el país buscando reclutar curas y feligreses pero apenas conserva a sus tres acólitos iniciales, uno de los cuales (el sacerdote Luis Ramón Vives) sale electo diputado en las planchas de AD. Otro es el capellán del ejército el padre Francisco José Verde.
También viaja al extranjero donde se dice ser  el representante de los católicos venezolanos.  En Estados Unidos, Brasil y algunos países de Europa sostiene reuniones con representantes de grupos cismáticos y otras sectas.  En Brasil estrecha relaciones con Carlos Duarte Costa, un “obispo” de una religión brasileña, excomulgado por la Iglesia Católica.
Pero en definitiva, poca es la receptividad que logra en los fieles venezolanos, que sólo aceptan a sus autoridades católicas, apostólicas romanas, salvo pocas excepciones.
 El 8 de marzo de 1947, Castillo Méndez y los otros tres fundadores de la iglesia independiente venezolana fueron excomulgados formalmente de la Iglesia Católica Romana. Entre otras faltas han incurrido en sacrilegio, al realizar actos como la misa sin ser verdadero sacerdote, utilizar vestimentas simulando ser obispo, y violar todas las normas de la Iglesia Católica.
Castillo Méndez al ser conducido a la policía, por fingir ser sacerdate.
Así llega el 24 de noviembre  de 1948 y un golpe de estado impecable y sin el derramamiento de una sola gota de sangre depone al gobierno adeco, de Rómulo Gallegos.  A Castillo Méndez se le acaba la plata, el periódico y el apoyo a su armatoste eclesial que se viene abajo. No le queda más remedio que irse de Venezuela, ante el temor de quedar en la mira de la Seguridad Nacional.
EL PRIMER “PAPA” ADECO.
Castillo huye primeramente a Panamá, donde trata de instalar nuevamente su “iglesia”, pero se ve envuelto en varios escándalos. Se presenta como “arzobispo de Caracas en el exilio” y se ve involucrado en un caso de estafa. Luego trata de invadir una iglesia católica en una pequeña ciudad llamada Alcaldediaz, para instalarse allí  y es denunciado y expulsado por los feligreses.
De Panamá escapa a Brasil.  Allí está uno de sus inspiradores, un obispo expulsado de la iglesia católica que ha montado su tienda aparte, denominada “Iglesia Católica Apostólica Brasileña”.  Se trata de una pequeña secta dentro del país con más católicos de todo el mundo; mientras la ICAB tiene 38 diócesis, la Iglesia Católica Apostólica Romana tiene más de cien mil.  Es Carlos Duarte Costa, quien  lo había designado como “obispo” seis meses antes del golpe que desalojó a los adecos del poder.  En Brasil Duarte lo nombra obispo de su iglesia en Minas Gerais. Luego en Rió de Janeiro y después en 1960 en la nueva capital de Brasilia, cuando decide adoptar la ciudadanía brasileña. Desde Brasil viaja por diversas partes del mundo estrechando relaciones con otras iglesias o sectas de curas expulsados, y consigue nombramientos y jerarquías con las que finalmente satisface sus deseos.  En Brasil, al morir Duarte Costa se convierte en cabeza de la llamada “Iglesia Católica Apostólica Brasileña” y se auto impone el título de “Patriarca” (equivalente a Papa) que ni siquiera sus antecesores brasileños osaron llevar.  También fue el jefe nominal de Igrejas Catolicas Apostolicas Nacionales (ICAN) y la Comunión Mundial de Iglesias Católicas Apostólicas Nacionales (WCCAC), que fueron intentos de formar una asociación internacional de minúsculas iglesias católicas independientes
Murió hace exactamente diez años, en octubre de 2009.
Castillo Méndez, en sus últimos días, ya de nacionalidad brasileña.
EPILOGO I: OTRA PLATICA POR AMOR A DIOS
En 1975, ya Castillo Méndez es un anciano y vive en Brasil.  En Venezuela está en el poder nuevamente Acción Democrática con Carlos Andrés Pérez como presidente.  Es la época del boom petrolero, de la Democracia con  Energía según algunos, y el Relajo con energía según otros. Hay dinero para repartir a diestra y siniestra.  El anciano obispo se dirige desde Brasil a la dirección de cultos del Ministerio de Justicia.  En ese tiempo el ministro es Armando Sánchez Bueno y le pide una pensión, recordándole al ministro los buenos viejos tiempos y sus servicios al “partido del pueblo”.  En esa época el ministerio de justicia disponía de una asignación a cada legítimo obispo venezolano de dos mil bolívares mensuales. El compañero ministro dispone asignar una pensión a Castillo Méndez de un mil dólares  mensuales. Nada malo.  Más del doble de lo que se le asignaba a cualquier verdadero obispo venezolano.  Así son las cosas, como diría Oscar Yanes.
EPILOGO II
La historia suele repetirse.  En 2008 el gobierno revolucionario de ese entonces, se enfrentaba a la Iglesia Católica y atacaba a la enseñanza privada.  Nuevamente el totalitarismo hacía presencia en Venezuela.  Logran seducir a un cura católico y a dos pastores luteranos para que al amparo del “socialismo del siglo XXI” constituyan la “Iglesia Católica Venezolana Reformada”, la cual es presentada con bombos y platillos y tiene cobertura en los medios de comunicación oficiales.  Pasan unos añitos.  Muere el “comandante supremo de la revolución” y se disuelve en el olvido la “católica reformada” y sus tres curas rojos.  Mientras tanto, la Iglesia Católica ya pasa de su segundo milenio. 

Nuestro agradecimiento al Prof. Pedro Itriago Camejo por la colaboración prestada para este artículo.
FUENTES
Bazo Canelón, Abelardo. “Los Obispos Venezolanos y el Socialismo en el Trienio Adeco” en REVISTA “EL DESAFIO DE LA HISTORIA” Nro. 35. Año 5
Yanes, Oscar. “Amores de Ultima Página”.  Edit. Planeta. 8va. Ed. Colombia. 1997
Yépez Castillo Aureo. “La Universidad Católica Andrés Bello en el Marco Histórico Educativo de los Jesuitas en Venezuela”. Universidad Católica Andrés Bello. Caracas. 1994

sábado, 26 de octubre de 2019



EL PALACIO MUNICIPAL Y ENRIQUE BERNARDO NUÑEZ
por
Luis Heraclio Medina C.
Antes que todo queremos dejar claro que, en nuestra opinión,  destruir el viejo edificio de la municipalidad sin construir inmediatamente otra edificación que la sustituyera es algo totalmente reprochable.  Pero recalcamos que son dos hechos distintos: el primero, la demolición y el segundo, más que un hecho, una omisión, que es la no construcción de un nuevo edificio que sustituyera al demolido. Son dos cosas distintas, que aunque vinculadas, deben ser analizadas por separado.
Las actitudes y conductas de las colectividades y los hombres se deben valorar considerando el tiempo histórico y el entorno en que se producen.  Frecuentemente observamos en las redes sociales las fotografías del antiguo y demolido “Palacio Municipal” de Valencia, que quedaba frente a la Plaza Bolívar en el cruce de la Avenida Constitución con Calle Colombia. Estas fotos generalmente incitan a una serie de comentarios elogiando las virtudes del edificio demolido y criticando a las autoridades responsables de su destrucción. ¿Pero en realidad nos molesta la demolición en sí o que dejaran el terreno abandonado sin construir nada sobre él?
La modesta "Casa Consistorial" del siglo XIX, que servía de sede a la municipalidad.

 El llamado “Palacio Municipal” no era un edificio de la colonia, ni siquiera databa de los primeros años de la república. En el momento de ser demolido su estilo arquitectónico no era colonial, sino de el primer cuarto de siglo XX.   El mismo fue el producto de la reconstrucción o ampliación realizada en 1925 de la pobre “Casa consistorial” de dos plantas que servía de asiento a las oficinas municipales desde el siglo XIX.  Según recuerda Luis Taborda en “Daguerrotipo del Recuerdo” esta obra data del año de la gestión de Ramón H. Ramos como presidente gomecista del estado, siendo el ingeniero encargado de la misma el Dr. Cayetano Méndez.  Según Enrique Bernardo Nuñez, lo que se hizo en 1925 no fue todo el edificio, sino simplemente se reconstruyó su frente, cambiándole el estilo a uno más moderno.
La remodelación de la Casa Consistorial para convertirla en "Palacio"
 Ahora bien, según me indican mis recuerdos de muchacho, ya que apenas yo era más que un niño en los años setenta, cuando se produjo el derribo del edificio, ninguna otra autoridad (gobernador, diputados o concejales) protestó por tal acción. Igualmente ocurrió con las fuerzas vivas o sociedad civil carabobeña (colegios profesionales, iglesia, sindicatos, cámara de comercio, etc.).  Es decir, o todos estaban de acuerdo o a nadie le importaba. Lo que sí recuerdo es que escuché a alguno de mis mayores, en aquellos tiempos, que calificó el demolido, de manera despectiva como “un viejo edificio”.  También tengo el recuerdo de los comentarios de que el local estaba deteriorado y era insuficiente e inoperante para todo el aparato burocrático del Concejo Municipal. Asimismo, existía una optimista expectativa ante la eventual construcción de un verdadero palacio municipal, ya que existían varios proyectos para un nuevo palacio, incluso para un “Centro Cívico” de proporciones monumentales en el centro de la ciudad.
La percepción que se me había formado por lo que escuchaba de mis mayores es la de que la edificación no era precisamente del agrado de la colectividad, pero era una vaga idea sin mayor fundamento.  No tenía nada escrito que respaldara esta idea.

Ahora bien, recientemente dos buenas amigas me regalaron un libro del escritor, historiador y periodista valenciano ENRIQUE BERNARDO NUÑEZ, quien llegara a ser cronista de la ciudad de Caracas y miembro de número de la Academia Nacional de la Historia.   En dicho libro  titulado “SIGNOS EN EL TIEMPO-ALUSIÓN A CARABOBO” encontré la siguiente perla, escrita en 1939, es decir, apenas trece años después de “remodelada” la vieja “casa consistorial” y rebautizada como “palacio municipal”:

“Los viejos balcones de la Municipalidad fueron reemplazados por una fachada estilo mil novecientos veinte y tantos, la cual desentona con el recinto severo de la plaza.  Esta horrible fantasía de cemento está rematada por una especie de campanario o de templete en uno de sus ángulos.  No es obra del azar o del capricho. Un presidente del estado quiso construir una obra que hiciera por siempre memorable su administración…Y así surgió el templete” (“SIGNOS EN EL TIEMPO-ALUSIÓN A CARABOBO” Secretaría de Educación y Cultura del Estado Carabobo Valencia 1969 p. 20)

O sea, que en 1939, a relativamente pocos años de su construcción el mal llamado “Palacio Municipal” ya tenía sus detractores entre los más destacados valencianos.  Nuñez calificaba el edificio de “horrible fantasía de cemento”.  Es una buena pista para entender el poco interés de la sociedad valenciana por mantener aquella edificación, más aún cuando se le ofrecía edificar algo nuevo, acorde con la majestad de la municipalidad.

Para entender su destino debemos sentarnos a pensar, de manera fría y objetiva, si aquel edificio, tenía verdadero valor histórico o arquitectónico. ¿Sus materiales eran especialmente nobles? ¿Acaso mármoles o maderas valiosas en su construcción? ¿Su diseño tenía algo de especial? ¿Era un símbolo de la ciudad? ¿De verdad era especialmente hermoso? Lamentablemente sólo existe una foto de su interior y los que hoy viven no lo recuerdan.  Y desde el punto de vista histórico lo único que se recuerda es la ceremonia del cuatricentenario con la presencia de Pocaterra y Pérez Jiménez.  Hemos buscado en todos los libros de los cronistas oficiales y extraoficiales de la ciudad y ninguno de ellos tiene alguna referencia de importancia sobre ese edificio, al contrario de las casas Páez, Celis, Estrella, Monagas, beaterio (capitolio), edificio de la  universidad, y un largo etcétera que si han formado parte de la tradición.
Hagamos un ejercicio de imaginación, que también nos ayudará a entender la mentalidad de aquellos días.   Supongamos que mañana alguien decide derribar un mamotreto que parece un mini-Big Low Center que se encuentra en el centro de la ciudad, en la Calle Comercio, creo que se llama Valencia Center o algo así. ¿Será que los comentaristas dentro de cien o cincuenta años dirán que se ha debido conservar para el futuro ese testigo del pasado? ¿Hay que conservar también el feo edificio en Lomas del Este donde funcionó el Concejo Municipal en los años 70 y 80 luego de demolido el de la Plaza Bolívar? ¿Y el Centro Comercial que estaba quebrado donde hoy está instalada la municipalidad también habrá que conservarlo para el futuro como una reliquia para el futuro? Esas son construcciones que no tienen valor mayor arquitectónico o histórico; simplemente han cumplido una funcion pasajera sin calar en la tradición de la ciudad.  Creemos que sólo merecen ser resguardados aquellos edificios que intrínsecamente tengan o bien un valor histórico o una especial importancia arquitectónica.  La ciudad no puede convertirse en un gigante mausoleo de edificios viejos sin valor o tradición.
Primer boceto del Centro Cívico, data d 1952 con el primer plan de ordenamiento de la ciudad.

Otro aspecto que hay que tener en cuenta, y que casi nadie conoce, es los “planes reguladores” de la ciudad de Valencia, que han contemplado el desarrollo ordenado y armonioso de la ciudad, el primero de los cuales data de tiempos de Pérez Jiménez, realizado por la Comisión Nacional de Urbanismo, que contemplaba la creación de un “centro cívico” entre la Plaza Bolívar y el Teatro Municipal, sacrificando todas las antiguas construcciones, entre ellas el edificio de la municipalidad.
Otro de los proyectos de Centro Cívico, con una torre de 50 pisos en la calle Colombia.
Lo que si es absolutamente imperdonable es que se derribó el viejo edificio sin tener ni proyecto ni presupuesto para construir inmediatamente un buen edificio para la municipalidad.  Ofrecerle a la ciudad de Valencia que se derribaría el viejo edificio para tener uno nuevo y mejor, fue un engaño atroz. Fue como mínimo una irresponsabilidad, si es que no fue una vagabundería con fines de negocios turbios. Tratándose de políticos cualquier cosa fue y es posible.   De todas maneras, el día que Valencia vuelva a tener un cronista de la ciudad, sería interesante que se investigara en las actas del cabildo cuales fueron las motivaciones y propuestas de las autoridades  municipales de mediados de los setenta que llevaron al derribo de la vieja construcción.
El Proyecto de Centro Cívico de los años 70 u 80.  Nótese una evocación al "templete" en la azotea del edificio.

PD: Luego de publicado este artículo en otro sitio, llegó un comentario que nos informa que por dentro ese edificio era apenas tabiquería y remodelaciones.  No quedaba nada de alguna estructura original.
FUENTES
Núñez, Enrique Bernardo. “SIGNOS EN EL TIEMPO - ALUSIÓN A CARABOBO” Secretaría de Educación y Cultura del Estado Carabobo Valencia 1969
Taborda, Luis. “DAGUERROTIPO DEL RECUERDO”. Tipografía París en América, S.A., Valencia, 1975
INDUVAL. “Valencia 450 Años – Una aproximación urbanística y Arquitectónica. Editorial Arte. 2005

viernes, 18 de octubre de 2019

FRANCISCO FAJARDO, EL HIJO DE LA CACICA GUAIQUERÍ












FRANCISCO FAJARDO, EL HIJO DE LA CACICA GUAIQUERÍ
Por
Luis Heraclio Medina C.
A raíz de ciertas noticias ocurridas recientemente se me ocurrió preguntarles a algunas personas si sabían quien fue Francisco Fajardo.  Varias fueron las respuestas que obtuve:
-Ni idea de quien fue.
-Un patriota de la independencia.
-El tipo que construyó una avenida en Caracas.
-Un conquistador español.

Entonces creo que es bueno recordar los viejos estudios de la primaria, en aquellos tiempos cuando los chamos venezolanos estudiábamos una materia que se llamaba “Historia  de Venezuela”, materia prácticamente arrancada de los programas de estudios, por aquellos a quienes les conviene tener a una colectividad de ignorantes, a quienes mentir y engañar fácilmente.

LA CACICA ISABEL
Francisco Fajardo fue un mestizo margariteño.  Nació aproximadamente entre  1524 y 1528, apenas unos veinticinco años después de que Colón llegara a Venezuela.  Era hijo de una princesa guaiquerí llamada  Isabel.  Isabel había sido obsequiada a su padre, un español llamado también Francisco, por el abuelo materno de nuestro personaje, el cacique Charaima.  Es de recordar que en la cultura de muchas de las tribus amerindias era común utilizar a sus mujeres como mercancía; las regalaban a los visitantes, las intercambiaban por otra mercancía, o animales, las prestaban a los huéspedes, etc. La tribu del abuelo Charaima era conocida como los “mayas”, establecida en la parte península de Araya, que nada tiene que ver con el famoso imperio del mismo nombre que existió en Centroamérica siglos antes. 

De este amancebamiento entre Francisco Fajardo padre y la princesa Isabel, nació Francisco.  Luego, de que Fajardo padre tuviera que huir de Margarita, Isabel que posiblemente prefería la fogosidad veraniega y latina de los españoles a la proverbial pereza y pasividad de los hombres de su misma sangre, se casó con otro español, Alonso Carreño y procreó a otros dos hijos de nombres Alonso y Juan, que serían permanentes compañeros de aventuras de su hermano mayor.
Francisco fue el primer hijo de Isabel. Luego de que el Viejo Fajardo huyó de
Margarita, Isabel tuvo dos hijos más con Alonso Carreño.
Isabel, noble de sangre por ser hija, nieta y sobrina de caciques, era muy respetada entre su gente y entre los españoles.  Debió ser muy bella, por aquellos tiempos, el poeta Juan de Castellanos, en su obra Elegía de Varones Ilustres de Indias le dedicó estos versos:

“Doña Isabel la India se decía
Señora principal, mujer bastante,
A quien grande respeto se tenía
Toda la tierra firme circunstante”

EL VIEJO FAJARDO
En cuanto a su padre, al que llamaremos el viejo Fajardo, era hijo de Don Martín Fernández Fajardo y nieto de Alonso Añez Fajardo, señor de Montealegre, por lo tanto era un hidalgo.  ¿Qué quiere decir esto? Hidalgo es la abreviación de “hijo de algo”, es decir, descendiente de un noble.  Sin entrar en mayores detalles debemos recordar que en aquellos tiempos, en Europa había una institución legal conocida como “el mayorazgo” y “primogenitura”, esto significaba que en una familia noble, el primer hijo varón, era el que heredaba títulos, tierras y riquezas.  Los otros hijos eran “hijos de algo”, “hidalgos”, tenían nobleza de origen, pero no tenían derecho a heredar el título.  
Muchos de los “hidalgos”, no tenían más remedio que dedicarse al sacerdocio o a la milicia con la esperanza de conseguir ascenso social, reconocimientos y riquezas.  Otros se convertían en aventureros. Quizás este último sea el caso del viejo Fajardo.  Sea esta oportuna la ocasión para desmentir, una vez más, parte de esa “leyenda negra” inventada por los ingleses y repetida hoy por algunos de que los conquistadores eran todos unos delincuentes y vagos recién salidos de las cárceles. A “hacer América” vinieron gentes de todas clases y condiciones hidalgos, bastardos, aventureros, etc, quizás el único factor común que tenían era que para todos la peligrosa aventura resultaba mejor que quedarse en Europa, donde sus posibilidades de ascenso social estaban limitadas. Hoy vemos un fenómeno parecido con los miles de venezolanos buscan por el mundo un modo de vida mejor.

El viejo Fajardo llegó a ser la autoridad en Margarita, el “Teniente”.  Allí le tocó defender a la isla de Cubagua del ataque del pirata hispano-francés Diego Ingenios, que atacó Margarita en 1528, en uno de los primeros ataques piratas en el Caribe que registra la historia.  En esa ocasión el Viejo Fajardo, junto a medio centenar de guaiqueríes vasallos de Isabel su mujer, unidos en una sola tropa y a bordo de varias curiaras atacaron con fechas envenenadas al buque pirata “La Rochelle” de Ingenios y lo hicieron retirarse. Algunos historiadores consideran que este es el primer combate naval registrado desde el descubrimiento.  El Viejo Fajardo sería entonces el primer defensor de esa tierra bautizada Venezuela ante una agresión extranjera.
Francisco Fajardo, el Viejo, junto a medio centenar de guerreros guaiqueríes defendió la isla de Cubagua del ataque del buque pirata francés "Rochele"
Pero en lo administrativo la gestión del Viejo Fajardo fue mala, no cumplió con el poblamiento de la isla, no rindió cuentas, fue destituido  y cuando le nombraron un sustituto se rebeló y se negó a entregar el poder, por lo que hubo que reducirlo por la fuerza. Para evitar ser condenado por rebelión tuvo que huir a Europa, dejando a Isabel con el pequeño Francisco en Margarita.

LOS VIAJES DE FRANCISCO
EL PRIMER VIAJE
Isabel desde que era un niño le contaba al joven margariteño sobre las tierras de sus abuelos, de los fértiles valles, lo fresco del clima, los bosques, los caudalosos ríos de las montañas que había mas allá de la pobre, calurosa y árida isla que lo vio nacer. El muchacho, de sangre noble europea por padre y noble guaiquerí por madre,  era de fuerte y emprendedor carácter, astuto, valeroso e inteligente.
Francisco escuchaba de su madre los relatos de las tierras que había mas allá
de su isla, de donde provenía la familia de Isabel.
 Seguramente se le habían inculcado ideas de grandeza por parte de sus progenitores.  Dominaba aparte del castellano y el idioma materno, también las lenguas de las otras tribus de la costa venezolana.  Los relatos de su madre y los deseos de mejorar su fortuna y salir de la pobreza lo entusiasmaron a viajar a esas costas y tratar de poblarla, empresa que contó con el apoyo de Isabel, quien soñaba con una vida mejor para su hijo.
En abril de 1555 Francisco hace su primer viaje de exploración: Con los escasos recursos que tenía, apenas dos piraguas acompañado de sus dos hermanos y otro margariteño, así como de unos veinte guaiqueríes súbditos de su madre y llevando una poca mercancía para intercambiar con los nativos de las tierras a donde se dirigía.   Navegando hacia el oeste, bordeando la costa,  llegó hasta Chuspa, en la parte más norteña de lo que hoy llamamos el Estado Miranda.
Allí salieron a su encuentro unos cien indígenas capitaneados por los dos caciques de la zona, de nombres Sacama y Niscoto.  Francisco, hablando en su idioma, pidió permiso para desembarcar y les explicó que andaba en son de paz, con intenciones de comerciar y hacer amistad.  En el lugar cambió parte de las mercancías que traía por otras que obtuvo de los lugareños y afianzó su amistad para futuros viajes. A los tres días se embarcó nuevamente hacia el Oeste, llegando hasta donde reinaba el poderoso cacique Naiguatá, tío de su madre Isabel, donde igualmente intercambió objetos y recibió hospedaje, fomentando la amistad, más aún cuando supieron que era nieto del cacique Charayma.  Desde allí entabló relaciones con otras tribus, lo que le permitió recorrer durante varios meses aquellas tierras y observar con sus propios ojos, lo que desde niño le había descrito su madre. A finales de año regresó a Margarita, con algo de oro y unas joyas producto de su comercio.

EL SEGUNDO VIAJE
Francisco permaneció todo el 1556 en Margarita y viene a hacer su segundo viaje en el año siguiente. Este será su primer viaje con intenciones de poblar. Ahora le acompañan su mamá, la princesa Isabel, personaje fundamental de su vida y aventuras, sus hermanos Juan y Alonso, otros tres margariteños y un portugués.  También vienen cien guaiqueríes vasallos de la princesa Isabel; lleva también algunas armas y más mercancía para el trueque. Esta vez desembarca más cerca que la primera, en Píritu, donde se encuentra con tribus de indoamericanos cristianizados, cuyos jefes eran dos caciques amigos Alonso Coyegua y Juan Caballo.  Allí se suman a la expedición cuatro españoles. También se le incorpora el cacique Caballo con otros cien indoamericanos.
La cacica Isabel acompañó a su hijo Francisco a partir de su segundo viaje de exploración y poblamiento.

Desembarcó esta vez cerca de Chuspa, en un lugar llamado Panecillo, donde fue recibido por los caciques del lugar, de la tribu de los caracas,  Paisana y Guaimacuare, quienes ya habían escuchado sobre el explorador-comerciante y quienes serían personajes que tendrán importancia fundamental en el destino de nuestro personaje. En vista de la presencia de la princesa Isabel y la buena fama de Francisco labrada en sus tratos anteriores, los caciques reinantes les hicieron saber que les permitirían establecerse en el Valle de Panecillo, donde podrían labrar y fomentar un poblado.  Francisco había logrado sus objetivos ¡
Ahora bien, el joven explorador  realizó sus diligencias por su propia cuenta y riesgo, sin tener ninguna autorización o consentimiento de las autoridades de la provincia, quienes tenían que otorgarle los permisos correspondientes para poblar conforme a la ley.  Así las cosas, Fajardo dejó a su gente en el Valle de Panecillo construyendo casas y labrando la tierra y con apenas dos acompañantes  se embarcó hasta el puerto de Borburata, en lo que hoy es el Estado Carabobo.  
Un extraordinaro viaje emprendió Fajardo desde Borburata hasta El Tocuyo.
Desde allí emprende camino por tierra hasta El Tocuyo, en tierras de lo que hoy es el Estado Lara, donde tenía su asiento el gobernador, quien luego de escuchar su petición le da autoridad para poblar toda la costa desde Borburata hasta Macarapana con facultades para poblar todas las villas y lugares que considerase convenientes. Por la misma ruta regresó a Panecillo, donde su gente, inquieta por su tardanza, ya había construido varias casas y con la autoridad que tenía fundo la villa con el nombre de “Rosario”, según Oviedo y Baños.  Según el Hermano Nectario María, Oviedo se equivoca y la villa fundada por Fajardo se llamó “Villa Catia”
Pero al poco tiempo algunos de los soldados de Fajardo incurrieron en abusos y vejaciones en contra de la población del lugar.  Hartos de los abusos, los caciques se reunieron en asamblea para discutir el desalojo de Fajardo y su gente. Guaimacuare y Paisana tomaron posiciones antagónicas; mientras el primero era partidario de pedirle pacíficamente a Fajardo se retirase a Margarita, Paisana era de la opinión de atacarlo inmediatamente. Al final decidieron expulsar a Fajardo con la fuerza de las armas, pero   Guaimacuare dio aviso a su amigo de que se planeaba un ataque en su contra. Francisco Fajardo preparó la defensa, levantó empalizadas y destacó centinelas listos para repeler el ataque que se produjo a los pocos días. Las tropas de Fajardo eran los cien guaiqueríes, los cien piritus del cacique Caballo y otros diez hombres ente mestizos margariteños y españoles. La pequeña villa resistió el ataque; con flechas y espadas derrotaron a las fuerzas del cacique Paisano causándole muchas bajas.
El único sitio por donde Fajardo podía retirarse era por mar, porque la villa estaba sitiada por todos sus costados excepto la costa, pero Fajardo no podía huir como era su voluntad, hasta que no reparara las piraguas, que se encontraban deterioradas, entonces planeó un ataque contra de las fuerzas de Paisano, que permanecían rodeando la villa. Así, en una noche oscura, utilizando casi todas sus fuerzas, y dejando a su madre con una pequeña escolta en el poblado Francisco tomó por asalto el campo de los de Paisana, que se encontraban todos dormidos, causándole muchos muertos, y retirándose tras sus seguras empalizadas prontamente. 
Las tropas de Fajardo, así como las de casi todos los conquistadores, eran
guerreros de tribus cristianizadas, enemigos de las otras tribus que adversaban
a los españoles.

Paisana aquella misma noche levantó el sitio y huyó del lugar con lo que le quedaba de su ejército.  Superado el asedio los de Fajardo se dieron a la tarea de buscar los materiales para reparar sus pequeñas naves para retirarse, pero en ese ínterin la princesa Isabel y varios  de los guerreros guaiqueríes y piritus de Fajardo  murieron envenenados por Paisana, quien había envenenado el pozo de la villa. La muerte de su madre fue algo devastador para Francisco.
A punto retirarse a Margarita, llegaron unos emisarios de Paisana pidiendo permiso para venirlo a ver y hacer las paces, a lo que Francisco accedió dándole garantías, pero Fajardo fue advertido por Guaimacuare de que se trataba de una treta para asesinarlo.  Tan pronto apareció Paisana, Fajardo lo capturo y lo ejecutó sin fórmula de juicio, junto a otros diez jefes que venían con su cacique.  A los demás guerreros enemigos los dejó en libertad. Inmediatamente tomó sus piraguas y partieron rumbo a Margarita.  Eran los últimos días de 1558.

EL TERCER VIAJE
En 1559 Fajardo organiza otra expedición desde Margarita, esta vez con toda la autoridad necesaria, para lo que previamente había viajado hasta La Española (hoy Santo Domingo, República Dominicana) donde directamente solicitó autorización a la Real Audiencia.  En Margarita consigue unos doscientos guaiqueríes y una docena de españoles y mestizos; Adicionalmente tiene la ayuda de su amigo el cacique Guaicamacuare de Caruao, donde desembarca y deja a su gente para ir por tierra hasta el lejano Tocuyo a presentar sus credenciales al nuevo gobernador, el ambicioso Pablo  Collado.  En el peligroso trayecto por tierra, en aquella peligrosa tierra casi virgen, sin ningún tipo de caminos, y llena de tribus hostiles y desconfiadas, logra salir airoso ya que el locuaz y vehemente aventurero se entiende en los dialectos locales y hace valer su condición de hijo de Isabel, la reputada cacica guaiquerí.  El cacique Terepaima, jefe de los meregotos, llega hasta escoltarlo hasta las cercanías de Valencia para que siga seguro su camino.
En el Tocuyo el entusiasta gobernador Collado le presta su apoyo también que le envía 30 soldados, y ganado y le da el título de “teniente general” bajo su jurisdicción. De regreso se detiene en Valencia, donde adquiere más ganado para su hato y otros materiales necesarios, y se le incorporan otros hombres.  Con sus reses atraviesa lo que hoy llamamos los Valles de Aragua, se encuentra nuevamente con Terepaima y le regala una vaca y continúa hasta su destino protegido por los meregotos. 
En Valencia Francisco compró ganado para su hato, y se le incorporaron nuevos
pobladores.
Se instaló en  el Valle de unos indios que los españoles llamaban “Caracas” por una planta que así llamaban los nativos.   Se estableció de manera pacífica y fundó un hato y un pueblo que llamó “San Francisco”, en honor al santo de su nombre, en el lugar que hoy ocupa la ciudad de Caracas, de manera que Fajardo es el primer fundador de la ciudad que hoy llamamos Caracas, el precursor de la ciudad, que mas tarde fundaría de manera formal Diego de Losada.  En la costa del mar también fundó un puerto, que en honor a su gobernador llamó “Villa del Collado”.  Es lo que hoy llamamos Caraballeda. 
Villa Collado se llamó el puerto que fundó Fajardo, donde hoy queda
Caraballeda.

Allí fomentó su cría, con abundantes pastos y aguas, que rápidamente fue creciendo, todo en armonía con sus vecinos, los toromaimas, los chagaragatos y los teques.  Es de aclarar que ninguna tribu se llamaba “los caracas”, ya que ese fue el nombre genérico con que los españoles le dieron a todos esos indígenas, por ser éste el nombre con que una de esas tribus denominaba a una planta muy común en el lugar.
Al año siguiente en Macarao descubrió una mina de oro que comenzó a explotar. Pero el codicioso gobernador Collado, al conocer del oro encontrado por Fajardo, lo destituyó y nombró en su lugar a uno de los suyos, dándole a Fajardo el simple cargo de autoridad de la Villa del Collado.  Pero el sustituto de Fajardo que no tenía ni las habilidades, ni el valor de Fajardo, entró rápidamente en conflicto con los indios caracas de Guaicaipuro y temeroso, abandonó el lugar. Luego Collado envió al fundador de Mérida Juan Rodríguez Suarez, veterano conquistador que guerreó con Guaicaipuro y lo venció en varios combates, lo que llevó al cacique a pedir la paz a lo que Rodríguez Suarez accedió.  En el lugar donde Fajardo había fundado su hato San Francisco, Rodríguez Suárez funda la Villa San Francisco poblándolo con varios vecinos y con sus tres pequeños niños, pero tan pronto partió Rodríguez a trabajar en las minas Guaicaipuro rompió su palabra empeñada en el armisticio y atacó la indefensa Villa San Francisco, asesinando a todos los desarmados pobladores, incluso a los pequeños niños de Rodríguez, quemando las casas y matando a todo el ganado. Mas tarde, cuando Rodríguez Suárez viaja con media docena de españoles a combatir al Tirano Aguirre que se encontraba por Valencia, es emboscado por centenares de guerreros de Guaicaipuro y luego de tres días de bizarros combates muere.  A todas estas, Fajardo, casi solo en el puerto de Villa del Collado, pide ayuda al gobernador Collado en el Tocuyo, pero el apoyo que sale de aquella ciudad es emboscado por arahuacos y meregotos a mitad de camino y la expedición resulta aniquilada.   Ante el cerco que le ponen los indígenas evacua El Collado hacia Borburata y Margarita.

EL FIN DE FAJARDO
Para 1564 el incansable y perseverante Fajardo tenía lista una nueva expedición.  Contaba con soldados, caballos y equipo suficiente. Pero una vez más los resentidos y envidiosos le iban a jugar una mala pasada.  Al desembarcar en Cumaná, buscando más voluntarios para su expedición, el justicia mayor de aquella ciudad Alonso Cobos lo hizo apresar y luego de un juicio sumario lo ejecutó.  Pero los aguerridos margariteños no dejaron las cosas así.  Españoles de Margarita, mestizos y Guaiqueríes comandados por el justicia mayor de la isla cruzaron el mar, detuvieron a Cobos y luego de juzgado fue ahorcado y su cuerpo dividido en cuartos. Al gobernador Collado tampoco le fue bien; luego de derrotado el Tirano Aguirre fue acusado de cobardía, destituido y enviado preso a España donde estuvo a punto de ser ejecutado.

Esa fue la vida de Francisco Fajardo, uno de los primeros venezolanos, ni español ni amerindio, sino un genuino representante de la nueva raza.  Un hombre amante de su familia, de su madre y sus hermanos, que siempre lo acompañaron en sus aventuras, un hombre emprendedor, innovador, perseverante y valiente, que no se daba por vencido, cuyo único sueño era salir de la pobreza con el trabajo duro, sembrando, criando ganado y explotando minas. Un hombre inteligente, políglota, que igual se entendía con los guerreros guaiqueríes que con los más altos funcionarios de  la Real Audiencia en Santo Domingo. Fue una víctima de los resentidos, de los envidiosos, de los mediocres,  de los que quieren enriquecerse con el trabajo de los demás. Esos fueron sus enemigos ayer y lo siguen siendo hoy en día, quinientos años después.
FUENTES:
Gerendas Kiss, Alejandro. “Historia de Venezuela Narrada año por año” Editorial Edimax. Caracas. 2005
Hermano Nectario María. “HISTORIA DE VENEZUELA” Edit. Venezuela. Caracas 1943
Oviedo y Baños, José de. “Los Bélzares. El Tirano Aguirre. Diego de Lozada”  Monte Ávila Editores. Caracas. Tipografía Vargas. 1972
DICCIONARIO POLAR DE HISTORIA DE VENEZUELA (Edición Digital)