Uno de los personajes mas interesantes de la
historia contemporánea de Venezuela es sin duda, el general Román Delgado
Chalbaud. Su vida describe una elipse
desde ser el compadre, socio y mejor amigo del dictador Juan Vicente Gómez
hasta su enemigo a muerte (muerte, literalmente). Es una vida que ha dado ya para dos
interesantísimas novelas (“De la
Rotunda a la Calle Larga ”
de Vicente Ibarra y “Falke” de Federico Vegas), y de la que se puede sacar el
libreto para la mas extraordinaria película que se quiera filmar en Venezuela
que reuniría drama, acción y pasión.
El gral Román Delgado Chalbaud, en sus tiempos de fortuna política y económica. |
Desde que, siendo un adolescente, conocí de la epopeya del “Falke” el personaje me cautivó y mas aún cuando me contaron las particulares circunstancias de su captura.
El
merideño Delgado Chalbaud, como militar activo en la marina de guerra participó
en diversas operaciones militares en el gobierno de Cipriano Castro. Mas tarde
y a raíz del golpe de estado que Gómez le da a Castro surge una enorme afinidad
entre el merideño y el tachirense. Román Delgado era un hombre innovador, y extremadamente
ambicioso, tanto en lo político como en lo económico. Fue él quien trajo al primer avión a
Venezuela, con el aviador norteamericano Frank Boland. Con el gobierno de su compadre Gómez va
subiendo como la espuma. Junto con Gómez
se apoderan de las acciones que el depuesto presidente Cipriano Castro tenía en
la Compañía Fluvial del Orinoco, luego llamada Compañía Fluvial y Costanera de Venezuela, que tenía el monopolio de la navegación por todas
nuestras costas y rios. Este solo
monopolio les generaba enormes ganancias en tiempos en que prácticamente no
existían carreteras ni mucho menos líneas aéreas y todo el transporte de
ganado, cosas y personas se realizaba por barco, y por supuesto, con los barcos
de estos dos compadres. Como si fuera
poco Gómez también le concede a Román la renta de las estampillas y el
monopolio de las salinas. Delgado se
convierte en millonario amparado por Gómez.
El dictador Juan Vicente Gómez, en una de las pocas imágenes a color que se tienen del personaje |
EL NEGOCIO DE LOS BANCOS
En 1911 el gobierno de Gómez lo comisiona para
ir a Europa a estudiar la posibilidad de ciertas inversiones que incluían, entre otras cosas, la
posibilidad de instalar en nuestro país
otros bancos, distintos del Banco de Venezuela (privado), que era prácticamente
el único que existía. Al llegar a Europa, el codicioso Román, conoce a un
oscuro personaje que es quien le hace el lobby ante los banqueros europeos,
este sujeto es conocido como “Bolo Pacha”, pero su verdadero nombre era Paul
Bolo, un francés, que decía ser nacional de un país del medio oriente, donde
pertenecía a una familia de algún jeque o pachá, y que era muy rico.
Bolo Pacha o Paúl Bolo, el oscuro personaje que "colaboraba" con Román Delgado Chalbaud en el negocio. |
En realidad Bolo Pachá, aunque pertenecía a
una familia honorable, era la oveja negra de la familia, era un hábil estafador, había estado preso en Francia,
España y Argentina y era bígamo, ya que había podido casarse con dos viudas
ricas. Su habilidad con la palabra y la ingenuidad de
la sociedad de principios de siglo le habían permitido codearse con los
magnates franceses y también con ciertos
extranjeros, entre estos cayo Román Delgado Chalbaud. Y es así como el venezolano, asistido por el
embaucador francés, logra el interés de capitales franceses para instalar dos
bancos en nuestro país: un Banco Nacional y un Banco Territorial, que se
encargarían de la emisión de la moneda y de las operaciones hipotecarias, por
supuesto con capital francés. Con su proyecto debajo del brazo regresa Román a
Venezuela, seguramente soñando con ser el dueño de algún palacio o Francia y en
otras ganancias que le podrían derivar de concretarse el asunto de los nuevos
bancos. En esos tiempos Gómez no se
había convertido todavía en el absoluto dictador; tenía un Consejo de Gobierno,
un órgano de consulta y discusión, en el
cual, honorables venezolanos todavía se atrevían a levantar su voz de protesta
ante lo que consideraban inconveniente.
Al llegar el proyecto de los bancos franceses al Consejo de Gobierno, de
manera airada y contundente se opusieron varios de sus miembros. El argumento que preocupaba es que una
potencia extranjera tendría una enorme injerencia en la soberanía nacional, en
algo tan importante como la banca y sobre todo recordando los recientes sucesos
del bloqueo anglo-germano de años anteriores. Se llegó a opinar que era una
re-colonización de Venezuela. A la
cabeza de esta oposición estuvo “El
Mocho” Hernández quien fue tan elocuente que hasta insultó al propio Gómez en
plenas deliberaciones. También Vicente Lecuna, para la época presidente del
Banco de Venezuela le hizo serias objeciones al proyecto, que terminaron de convencer
a Gómez. Cuando Delgado, a quien Gómez
había aceptado todas sus proposiciones y negocios anteriores, se entera de que su proyecto bancario ha sido
descartado, su gestión se ha perdido y
sus ganancias se han esfumado, entra en
cólera y empieza a tramar la traición a su compadre-presidente. Román empieza a planear su conspiración,
junto con sus hermanos y algunos miembros del Consejo de Gobierno. Dicen que el complot no incluía sólo el golpe
de estado, sino también el asesinato de Gómez; pero los espías y confidentes
del dictador eran muchos y los envidiosos del poderoso Delgado eran muchos
también y no tarda el general-presidente de enterarse de la traición de su
predilecto. Casi todos los implicados abandonan rápidamente el país, pero
Delgado se queda.
Panfleto que publicó Delgado en defensa de sus diligencias en Europa |
LA DISCUSION
Una vez convencido del plan, Gómez le ordena
comparecer a Delgado a su despacho, donde según coinciden todos los relatos, de
una manera fría y descompuesta, con una mirada de rencor, de fiera herida, sin
saludar el dictador le habría dicho al militar y marino la famosa frase:
General Delgado, tengo para mis enemigos, la muerte de agujita
y grillos de 70 libras. Además, ¿qué culpa tiene la estaca, si la rana salta y
se ensarta"?
Delgado trató de excusarse, alegando que todo
se trataba de sus enemigos que trataban de mal ponerlo con su jefe y se retiró.
La falta de lealtad de Román cayó terriblemente
a Gómez. El dictador había tratado al
merideño casi como a un hijo; la confianza era absoluta, se cuenta que Delgado
era el único entraba en los aposentos del Jefe sin anunciarse previamente,
cuentan que Gómez estaba irritado por completo a raíz de esta traición. Después de meditar la situación Gómez le
ordena a su espaldero, el indio colombiano Eloy Tarazona: Llame al coronel Agustín
Tirado Medina y dígale que se presente de inmediato.
Según contó
el propio Tirado Medina a Pedro José Muñoz, antiguo miembro de la Academia de la Historia , en su libro “La
Noria de los Días” citado por Francisco Carreño Delgado* los hechos ocurrieron
como sigue:
“En el termino de la distancia se presentó ante
Gómez el coronel Tirado Medina, quien para los momentos era Jefe Civil de la Parroquia San Juan, donde había
dado muy buenos resultados. Legó muy
sonriente y optimista porque pensaba que se le convocaba para ofrecerle un
cargo de mayor importancia en la administración pública, pero le esperaba un
balde de agua fría. Apenas al estar
frente al presidente éste le dijo:
-“Coronel Tirado Medina, lo he llamado porque
tengo que confiarle un encargo de suma gravedad y tengo confianza en que Ud.
sabrá cumplirla: Mañana en la mañana, prenda Ud. al general Delgado Chalbaud y
llévelo a la Rotunda ”
Agustín, todavía sin reponerse de la sorpresiva
misión, atinó sólo a preguntar:
“¿Y si se resiste?
La orden es prenderlo. Usted verá como lo
hace.”
Sigue contando Tirado Medina:
“Volví a mi casa y ordené que me hicieran una
jarra de café bien cargado. Me encerré
en mi cuarto y comencé a pasearme de un lado a otro, pensando cómo me las
arreglaría para cumplir el peligroso y difícil cometido. Antes de las cinco de la mañana ya estaba
frente a la casa de Puente Yanes a Tracabordo…Acababa De llegar su coche, una
magnífica Victoria, descubierta por ambos lados, tirada por una pareja de
briosos caballos castaños…
Inesperadamente irrumpió en la vía una carreta
conducida por un isleño, que subía de Perico a Puente Yanes. Avancé y en tono enérgico le ordené que
atravesara la carreta en la esquina a lo cual accedió…El general Delgado
Chalbaud emprendió su marcha hacia donde yo estaba. Ante el obstáculo de la carreta, el cochero
prorrumpió en airadas protestas, y el general, distraído vino a darse cuenta de
mi presencia cuando yo ya había llegado hasta el coche y entrado por el lado
derecho donde venía él sentado…-Buenos días coronel¡ ¿Qué lo trae por aquí?
Avanzando el cuerpo dentro del coche y poniendo el revólver en el vientre del
general, le advertí: “No se mueva general.
Está detenido¡ y rápidamente lo desarmé. Sin cruzar palabras siguieron
directamente hasta la Rotunda.
Doce años estaría preso en la siniestra cárcel
el general Delgado.
Ahora bien, Gómez tenía bajo sus órdenes a
miles de soldados, cientos de policías, docenas de edecanes, a los chácharos y cualquier cantidad de
espías…¿Qué lo decidió a encomendar esta misión especialmente al coronel Tirado
Medina? Es una interrogante que siempre
he tenido. Quizás era su expresa
intención de que Delgado fuera capturado vivo, lo que no cualquiera sería capaz
de hacer y seguramente vio en Tirado Medina tanto el temple como la prudencia
necesarias para llevar a cabo la misión.
EL PRIMO AGUSTÍN
Por allá por la década de los setenta, siendo
yo un adolescente y cuando comentaba estos episodios con mi abuelo, quien vivió
intensamente los tiempos de la dictadura gomecista, sorpresivamente me informó
el detalle que me hizo interesar más en la cuestión: El coronel Agustín Tirado Medina era su primo
hermano. Era hijo de una hermana de mi
bisabuelo el general Medardo Heraclio Medina.
Aparte de militar y político era contador o tenedor de libros, como se
decía antes, un hombre muy culto que hasta había escrito un texto de
matemáticas que se utilizaba en las escuelas en aquellos tiempos.
Lamentablemente no requerí de mi abuelo más datos de su primo. ¿Cómo se llamaba
su madre? ¿Cómo es que siendo los Medina furibundos enemigos de Gómez uno de
sus primos se encontraba trabajando en el gobierno? ¿Se llegaron a conocer los
primos? Cuarenta años han pasado desde
que anoté los datos que me contó mi
abuelo al margen de la novela “De la
Rotunda a la Calle Larga ”
para que no fueran olvidados al paso del tiempo.
LOS MORMONES Y SU AYUDA A ENCONTRAR ANCESTROS.
Por muchos años estuve buscando información de
Agustín Tirado Medina. Apenas alguna
escueta reseña de la detención de Delgado pude conseguir en Internet, y algo
más en los libros investigados. Cuando
se me ocurrió una última carta, al recordar la sugerencia de uno de los amigos
virtuales con ocasión de otra búsqueda:
la pagina familysearch, de los Mormones.
La Iglesia
de Jesucristo de los Últimos días, que normalmente llamamos “los mormones”
realizó a nivel mundial un titánico trabajo de microfilmar y luego llevar a la
web millones de partidas de nacimiento, defunción y matrimonio, tanto
eclesiásticas como civiles. En Venezuela,
por razones que desconozco, no se hizo la labor completa, pero si en muchos
estados de la república. La idea que los
movió creo que es facilitar el reencuentro de las familias. Y pues bien, al realizar mi búsqueda…
bingo¡ Encontré no sólo a Agustín Tirado
Medina, sino a su padre y madre, mi tía-bisabuela de nombre Manuela María
Medina Betancourt, a los hijos de
Agustín, y la veta de información fue tan extraordinaria que pasé buscando mis
ancestros, alguno de los cuales sólo conocía los nombres y otros que ni
siquiera conocía su existencia.
Fragmento del acta de nacimiento donde figuran las firmas autógrafas de Agustín Tirado y Manuela Medina de Tirado, padres de Agustín Tirado Medina y la de Medardo Medina, mi bisabuelo. |
Así
encontré a mi tatarabuelo Marcelino Medina, nacido a principios de la guerra de independencia y a Epitacia
Betancourt de Medina, mi tatarabuela nacida en 1821, el año de la batalla de
Carabobo. Desfilaron ante mi otros tíos
bisabuelos Domitila, Manuel Abigail, Rita de la Cruz, Marcelino, Rita, e Isaías Medina, nombre que me sorprendió al
coincidir con el presidente que nació años después, de donde sospecho una
posible relación familiar. Aparece, como cosa curiosa un niño expósito que
dejaron en la puerta de la casa de la familia y fue adoptado por Isaías, y le
dan el apellido. Remonto mas aún y salen a mi encuentro Domitila Medina,
hermana de Marcelino, mi tatarabuelo, y hasta encuentro a los padres de mi
tatarabuela Epitacia, que son Francisco Betancourt y Rita Frías¡ Nunca imaginé poder encontrar en la web a mis
retatarabuelos¡
Acta de bautizo (fragmento) de Agustín Tirado Medina. |
La
página web https://www.familysearch.org es una
extraordinaria herramienta para historiadores y genealogistas aficionados que
es muy poco utilizada. La recomiendo.
EPILOGO
El destino de los personajes de este relato
estuvo signado por la muerte. La dama de
la guadaña se los llevó a todos de manera violenta. El primero de ellos fue Bolo Pacha. Durante la primera guerra mundial, las
autoridades francesas descubrieron una operación mediante la cual Bolo, por
medio de un banco norteamericano, con millonarios fondos que le habían suministrado
los alemanes trató de comprar a los mas
importantes diarios franceses para conseguir un una política editorial pacifista
que beneficiara a los alemanes. Bolo fue
arrestado, enjuiciado, declarado culpable de traición a la patria y fusilado en
1918.
Bolo Pacha declara ante el Tribunal que le enuicia por traición. Fue condenado a muerte y fusilado. |
Siguió Román Delgado Chalbaud. Luego de doce años de terrible presido en La
Rotunda de Caracas, Gómez le da la libertad, e inmediatamente viaja a Europa
donde invierte lo que le queda de su fortuna (había sido literalmente
esquilmado por sus carceleros gomecistas que hasta lo dejaban varios días sin
nada de comer a cambio de cuantiosas sumas de dinero) y todas sus energías en
planear una invasión para derrocar al dictador.
Finalmente compra un barco, el Falke, y un lote de armas y con un puñado
de valientes venezolanos de las mas variadas clases, ideas y ocupaciones, entre
los que se encontraban el estudiante universitario Armando Zuloaga, el escritor
valenciano José Rafael Pocaterra y su propio hijo Carlos Delgado Chalbaud,
trata de invadir desembarcando en Cumaná, donde gracias a los servicios de
inteligencia lo esperaba para enfrentarlo el gobernador gomecista el general Emilio Fernández. Desembarca
Delgado con la bandera en una mano y una
pistola luger en la otra y se traban en fiero combate con las tropas de
Fernández que lo esperan en el puente “Guzmán Blanco” sobre el río Manzanares. En un extremo del puente Delgado recibe un
balazo de fusil que le ha disparado un soldado gomecista encaramado en un
árbol, muere casi instantáneamente.
Minutos después, uno de los muchachos de la expedición invasora asesta
un tiro en el centro del pecho al general Emilio Fernández, que también muere
instantáneamente, pero ya la invasión está derrotada. Carlos Delgado Chalbaud,
Rafael Pocaterra y los pocos que se salvaron levan anclas y se retiran.
Finalmente, Agustín Tirado Medina, muchos años
después de todos estos acontecimientos, está en su casa, a punto de asistir a
un bautizo en una iglesia cercana. Se ha
vestido elegantemente de casimir oscuro, con traje y chaleco. Cuando guarda el revólver que siempre porta,
en el bolsillo del pantalón, el arma cae hasta el suelo: el bolsillo está
roto. No hay tiempo de cambiarse de
ropa, porque se hace tarde. Agustín es
de esos hombres que jamás sale de su casa desarmado, pero por una vez que lo
haga no pasará nada. Pero si pasó. Casi en las puertas de la iglesia, se
encuentra con un delincuente que había jurado tomar venganza con el coronel. Se
acerca y le da un disparo y lo mata en el acto.
TRÁGICA COINCIDENCIA.
Algo más de treinta años después de la detención de Román Delgado Chalbaud, los hechos de
manera sorprendentemente trágica se repitieron, cambiando a los
personajes. Al igual que hizo su padre
en 1913, bien temprano por la mañana, Carlos Delgado Chalbaud, presidente de la
Junta de Gobierno, se dispuso a salir de
su casa, rumbo a Miraflores. Al igual
que a su padre, le atravesaron un vehículo que le impidió el paso. Igualmente gente armada le impidió llegar a
su destino original. La gran diferencia
es que en vez de ser detenido sin violencia, como ocurrió con Román, en este
caso los captores eran una partida de forajidos corianos, en completo estado de
ebriedad, que no supieron dominar la situación, lo que terminó con el asesinato
a tiros del teniente coronel Carlos Delgado Chalbaud. Muchos historiadores señalan que la muerte de Carlos delgado Chalbaud fue producto de una venganza de un millonario que se sintió traicionado por el militar en el asunto de unos terrenos.
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*Carreño Delgado, Francisco. “La Prision de Román Delgado Chalbaud” en la
revista “Historia Para Todos” Nro. 2, Caracas, 1979
Fuentes:
BOLETIN DEL ARCHVO HISTORICO DE MIRAFLORES Nro.
139-140, Caracas 1992
Fernández, Carlos Emilio. “Hombres y Sucesos de Mi Tierra”. Madrid,
1969
Ibarra, Vicente. “De la Rotunda a la Calle Larga” Ed. Fuentes,
Caracas, 1977
Yanes, Oscar.
“Memorias de Armandito”. Ed.
Planeta. Caracas. 2007
Revista “Historia Para Todos” Nro. 2. Ed.
Lisbona. Caracas 1979