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jueves, 26 de julio de 2018

¿QUIEN CONSTRUYÓ LA CIUDAD UNIVERSITARIA? LA HISTORIA DEL CAMPUS DE BÁRBULA





¿QUIEN CONSTRUYÓ LA UNIVERSIDAD DE CARABOBO?  LA HISTORIA DEL CAMPUS DE BÁRBULA.  La Universidad de Carabobo funciona en un monumental complejo urbanístico de unas doscientas hectáreas conocido como el “Campus de Bárbula” o “Ciudad Universitaria de Bárbula”, ahora bien, en los distintos foros de la web he visto ciertas discusiones sobre a quién se le debe la construcción de la Universidad de Carabobo.  En honor a la verdad histórica debemos distinguir: Una cosa es el decreto que crea la máxima casa de estudios carabobeña, que se le debe al presidente provisional Edgar Sanabria, en 1959 y otra cosa muy distinta es hablar de la construcción del campus de Bárbula donde funciona la casa de estudios.  Pues bien, lo que hoy conocemos como “ciudad universitaria” o “campus universitario” fue inaugurado como “Colonia Psiquiátrica de Bárbula” el 9 diciembre de 1951, en tiempos de la Junta de Gobierno de Marcos Pérez Jimenez, German Suarez Flamerich y Luis Felipe Llovera Páez, posteriores obras se construyeron  en 1955  tiempo de la presidencia del Cnel. Marcos Pérez Jimenez;   es decir siete años antes de que se decretara la U.C.

La colonia, considerada el mejor complejo de salud mental a nivel continental, consistía en una urbanización en forma de triángulo, con una amplia vialidad consistente en una avenida periférica y calles secundarias paralelas con redomas complementadas con abundante vegetación. Contaba con iglesia, teatro, residencia del director, y treinta pabellones de hospitalización, servicios y administración con capacidad para unos mil doscientos internos. La capilla y el teatro (hoy conocido como Anfiteatro Celis Pérez) fueron  colocados frente a la avenida, que representa la base del triángulo, con una ubicación estratégica para permitir un acceso rápido y directo desde la avenida principal. Todos los elementos utilizados de alta calidad, de manera que hoy en día, sesenta y cinco años después de construidos todavía se encuentran en perfectas condicione estructurales.  El teatro y la iglesia son  al estilo colonial venezolano: cubiertas inclinadas de caoba y teja criolla, ventanas enrejadas, corredores, arcadas de medio punto, en un entorno agreste, rodeado de abundante vegetación.
La iglesia y el teatro del complejo, hoy conocido como Anfiteatro Celis Pérez.
El teatro que se encuentra frente a la iglesia está emplazado en una gran extensión de área verde, en una nave cubierta a dos aguas en dos niveles y ordenado a partir de tres corredores.  Rodean este centro religioso y cultural la administración, los consultorios, los depósitos, las cocinas, los comedores, el lavadero y el hospital, en pabellones independientes de uno y dos pisos de altura. Era una estructura urbana autónoma, alejada de la ciudad, lo que era ideal para el tratamiento de los enfermos mentales, quienes estarían rodeados de naturaleza, aire puro, paz y tranquilidad. La mitad de la superficie del lote, unas 100 hectáreas, se destinó a las actividades agrícolas. Entre los espacios para la siembra, las actividades deportivas y otras al aire libre, el proyecto contaba con varios pabellones de hospitalización independientes, con los cuales se organizaron los pacientes de acuerdo con el nivel de la enfermedad, por sexo y por edades, y otros pabellones de servicios para la lavandería, la cocina, los talleres y garajes, la sala de fiestas, la morgue y residencias para personal médico, enfermero y obrero, zona residencial independiente y varios campos deportivos, así como el sector de cria de animales, todo esto  con el doble propósito de curar a los enfermos por medio de la laboraterapia y el autosustento. La Colonia Psiquiátrica de Bárbula fue en su momento la mejor instalación psiquiátrica de Latinoamérica y llegó a tratar a 30.000 pacientes a lo largo de su historia.  Luego del golpe de estado de 1958 comenzó la decadencia: por cuestiones demagógicas se permitieron las invasiones en espacios de la colonia, lo que llevó a la pérdida de los terrenos de cultivo y trabajo terapéutico y trajo la presencia de personas ajenas a la institución en detrimento del tratamiento de los pacientes. La administración fue decayendo, la burocracia, llegó al extremo de tener más empleados que pacientes,  la corrupción, las mafias sindicales de los partidos políticos, el abandono y maltrato a los pacientes, fueron destruyendo la extraordinaria obra asistencial.  Sucesivamente  tiempo le fueron entregados a la universidad pabellones y terrenos de la colonia, hasta que en los años setenta fueron entregadas en comodato por 50 años casi todas las instalaciones a la Universidad de Carabobo.  Pero honor a quien honor merece.  La obra es de los gobiernos de Marcos Pérez Jimenez, por cierto, el mismo gobierno que edificó la Ciudad Universitaria de la Universidad Central de Venezuela de Caracas.  En la foto, un momento histórico: 1955: El ministro de Sanidad y Asistencia Social deja inauguradas obras de la Colonia Psiquiátrica de Bárabula, hoy, Universidad de Carabobo.



LA MUERTE DE FERRIAR, LOS HOSPITALES Y EL Dr. MURPHY.



LA MUERTE DE FERRIAR, LOS HOSPITALES Y EL Dr. MURPHY. 

La semana pasada se conmemoró el 197 aniversario de la muerte de coronel Thomas Ilderton Ferriar.

En cuanto a Ferriar la historia generalmente incurre en dos errores: Primero la crónica y la costumbre popular  escriben el apellido como “Farriar”, cuando lo correcto es “Ferriar” como se ha señalado arriba.  Incluso en la nomenclatura de las calles de Valencia  se incurre en el error.  
La otra imprecisión es que  en los relatos históricos se dice que murió en la batalla de Carabobo el 24 de junio, pero eso no es cierto; su deceso no ocurre en el campo de batalla. En el momento mas álgido de la batalla, cuando los llaneros de Páez estaban en una situación comprometida, llegó en su apoyo el batallón de Cazadores Británicos, comandados por Ferriar, que rodilla en tierra recibió el grueso del ataque de los batallones realistas, sufriendo graves bajas.  Así resultó gravemente herido Ferriar, y sus segundos Devis y Scout caen muertos.  Les siguen sucesivamente otros quince oficiales abatidos por la acometida del batallón realista “Burgos”.  

Ferriar resultó gravemente herido, pero no murió en el día de la batalla, sino que fue trasladado a Valencia y hospitalizado en uno de los llamados “hospitales de sangre” instalados en la ciudad y  fallece el 17 de julio.  El gran número de heridos que dejó el combate obligó a establecer en nuestra ciudad cinco hospitales de sangre, es decir, hospitales improvisados para atender a los heridos de un combate,  ubicados en la Casa de La Estrella, el Hospital de San Antonio de Padua, el Convento de San Buenaventura (la antigua facultad de derecho), la casa de los Celis y dos casas más de anchos corredores que se prestaban para la actividad médica. Estos hospitales, eran atendidos por algunos médicos venezolanos, entre quienes se menciona a Juan Manuel Manzo, Dionisio Bremont, Francisco Valbuena, José Eugenio Leiceaga, y Narciso Morales y por los médicos del Batallón de Cazadores Británicos, lo que también erróneamente se llama con el nombre genérico de “Legión Británica”.  

Estos hospitales estaban dirigidos por el Dr. Richard (Ricardo) Murphy (Cirujano Mayor del Ejército), un irlandés, graduado en Dublín, que aparte de galeno, también era militar y había combatido en algunas batallas bajo las ordenes de Urdaneta.   Luego de la batalla, el Dr. Murphy se residenció en Valencia, donde se casó con María de la Natividad Landaeta Codecido.  Posteriormente le fue reconocida la jerarquía de coronel del ejército por el Gral. Páez, del mismo modo  El Dr. José María Vargas le otorgó el carácter de miembro de la sociedad médica de Caracas. Años más tarde el Dr. Murphy se mudó a Puerto Cabello, donde tuvo una destacada labor en el tratamiento de los más pobres.  A su muerte, los pacientes agradecidos levantaron un monumento de mármol en el antiguo Hospital de Caridad de aquella ciudad.
Finalmente debemos aclarar otro dos errores en que frecuentemente se incurre, especialmente porque la gente confunde “británico” con “inglés”:  Las unidades llamadas “británicas” que vinieron a Venezuela, no estaban integrados exclusivamente por ingleses, mas bien, ingleses era lo que menos había en esos cuerpos; la mayor parte de sus miembros eran irlandeses, también había muchos escoceses, alemanes como Juan Uslar, quien también fundó familia en Valencia. 
El otro error es llamar  indistintamente con el nombre de “Legión Británica”; a los distintos cuerpos de voluntarios de las islas británicas. Irlanda y Alemania (Hannover) que lucharon en nuestra América.  Fueron varios los cuerpos de voluntarios que vinieron a participar en la guerra de independencia y apenas uno de ellos se llamó “Legión Británica”, nombre que duró muy poco.  Los otros cuerpos de voluntarios europeos fueron: “Cazadores Británicos”, Primero de Húsares, Segundo de Húsares, Húsares Rojos, Primero Venezolano de Rifles, Primero de Lanceros, Artillería y Segundo de Rifles Lanceros de Maceroni, Húsares, Artillería, Primero de Lanceros, Rifles, Infantería Ligera de Salabrietta y el Regimiento de Hibernia, Lanceros, Primero de Fusileros, Primero de Rifles, Segundo de Rifles, Infantería Ligera de Cundinamarca, Primero de Infantería Ligera y Húsares de la Guardia.  En total más de cinco mil guerreros irlandeses, escoceses, ingleses, alemanes y hasta italianos vinieron a luchar en nuestra independencia. 
Muchísimos murieron en estas tierras asolados por las enfermedades, el hambre y la guerra.  Muy pocos regresaron a Europa y algunos fundaron notables familias entre nosotros.
Algunas fuentes:
Díaz, Fabián de Jesús.  “La Jornada de Carabobo” artículo en la revista In-Formate, Nro. 184, Julio 1988. Valencia.
Nectario María, Hermano.  “Historia de Venezuela”. 1940
Diccionario Polar de Historia de Venezuela.

martes, 17 de julio de 2018

EL DERRUMBE DEL PUENTE MORILLO



Foto del puente Morillo publicada en "El Cojo Ilustrado" en 1902, editada por nosotros.
EL DERRUMBE DEL PUENTE MORILLO.
El seis de junio pasados, se cumplieron los 116 años de la caída  del Puente Morillo.  Este icónico puente, construido sobre el Río Cabriales, fue el primer puente sobre el río de nuestra ciudad.  Fue construido en los tiempos de la guerra de independencia, durante los años en los que el general realista Pablo Morillo gobernaba la provincia, (1819-1820).  Antes de la construcción de este puente, para llegar a Valencia desde el Este, es decir, desde Maracay, Caracas o Guacara, o hasta de San Blas, era necesario “vadear” el río, en uno de sus puntos mas llanos, ubicado mas al Sur del actual puente, en un lugar conocido entonces como “el Paso Real”, que accedía a la antigua Calle Real.  En una gestión muy provechosa para la Valencia colonial, el general Morillo realizó varias obras de importancia, tales como el empedrado de las calles, la construcción de un nuevo cementerio y el puente que hoy lleva su nombre, con la utilización de los prisioneros de guerra patriotas  como mano de obra. 
Foto del puente Morillo publicada en "El Cojo Ilustrado" en 1902,
editada por nosotros.
Con el transcurso de los años el puente se fue deteriorando, sumida Venezuela en guerras civiles, con gobiernos cortos que gastaban la mayoría de sus presupuestos en apertrecharse para los conflictos intestinos, seguramente no había dinero para mantenimiento o reparaciones.  Así llega el año de 1902.  Un invierno particularmente severo ese año causó estragos en la ciudad.  La sede de la universidad sufrió severos daños en su techo, que quedó casi destruido y el día 6 de junio  la crecida del Cabriales arremetió sin piedad contra el puente que quedó casi totalmente derrumbado.  Hubo quienes en esos tiempos atribuyeron el deterioro del puente a la trepidación del paso del ferrocarril muy cerca, ya que con las vibraciones del suelo se resintieron sus bases.  Lo cierto es que era imposible pasar en coche.  Para paliar la situación, improvisadamente atravesaron un riel del tranvía y  por medio de esa delgada viga la gente podía pasar a píé, pero era muy peligroso: hasta algunas personas estuvieron a punto de morir al caer al río, como lo denunció la prensa local en esos días.  Es así como en  la sociedad “Mutua Beneficiencia” de San Blas dirige una comunicación al presidente  Cipriano Castro “El Restaurador” pidiéndole la reconstrucción del puente, en su tónica de “restaurar” las cosas.  Castro encarga ordena la reconstrucción, más que reparación del puente, encargándosela a Malussena, el famoso arquitecto que tantas obras dejó como legado de su capacidad profesional.  El presupuesto fue de Bs. 240.000, una cantidad exorbitante para la  época.  Aunque algunos opinaron que se debía hacer un puente de hierro, para poder extender el tranvía hasta San Blas, se decidió hacer una réplica exacta del puente dañado, en piedra y concreto.   
Foto del puente Morillo publicada en "El Cojo Ilustrado" en 1902,
 editada por nosotros.
El 8 de diciembre de 1902, Castro visita a Valencia y coloca la primera piedra de la obra. Los obreros que acaban de terminar las reparaciones en la universidad, dirigidos por el maestro de obras don León Burgos son contratados para la obra encargada a Malussena.  Mientras se ejecutaba la construcción opinadores y adulantes sugirieron cambiar el nombre del puente por “Restauración”, “Restaurador”, “Castro” ó “Gomez”.  El primero de junio del año siguiente, luego de seis meses de arduo trabajo fue reinaugurado el puente, como una réplica exacta del anterior, según lo señala la autorizada historiadora Luisa Galíndez, a contrario de quienes dicen que Malussena le cambió el estilo.    En esos días, un grupo de adulantes del presidente Castro, integrantes del Concejo Municipal de Valencia,  habían propuesto renombrar al puente como “Puente Restaurador” como alabanza al dictador Castro y con ese nombre se reinauguró.  El presidente, megalómano incurable, dijo en el discurso de inauguración que “la naturaleza parece ponerse de acuerdo con mi revolución restauradora, porque destruye lo antiguo para que la revolución construya lo nuevo, lo moderno”.  Aún así, la gente apoyada por varios columnistas valencianos, no aceptó el nombre que trataba de imponer el Concejo Municipal y continuó llamando a su viejo puente “Morillo”.  Años mas tarde, ya en el siglo XXI ahora no un megalómano, sino un cleptómano que en mala hora condujo los destinos de nuestra ciudad, también trató de cambiar el tradicional nombre del puente, tratando de llamarlo “Puente de los Patriotas”, por los patriotas presos que trabajaron en su construcción, pero mas tarde que pronto el pueblo valenciano rechazó el cambio de nombre y el alcalde ladrón terminó preso y destituido. Las fotos, originalmente publicadas en “El Cojo Ilustrado” a principios de siglo, para la fecha de las reparaciones, en un formato muy pequeño, han sido editadas y ampliadas por nosotros.
Foto del puente Morillo publicada en "El Cojo Ilustrado" en 1902, editada por nosotros.

jueves, 12 de julio de 2018

LA HISTORIA DEL LICEO PEDRO GUAL DE VALENCIA.



LA HISTORIA DEL LICEO PEDRO GUAL.
El próximo 30 de Julio se cumplen 82 años de la creación del Liceo Pedro Gual.  Fue por decreto del entonces presidente de la república, el Gral. Eleazar López Contreras, el verdadero padre de la democracia venezolana, que se crea nuestro primer liceo carabobeño de la modernidad, según decreto del ejecutivo federal del 30 de julio de 1936.  Se le dio para su primera sede la antigua casa donde funcionó la Universidad de Valencia, frente a la Plaza Sucre, lo que hoy conocemos como la “facultad de Derecho”.  Su primer director fue el Br. José Gregorio Ponce Bello y el sub-director el Dr. Leopoldo Araujo.
En sus primeros tiempos, los estudios de bachillerato eran sólo de 4 años, apenas contando el liceo con alrededor de 300 alumnos.   Tuvo la novedad, para aquellos tiempos de ser el pionero en la educación mixta, es decir, hembras y varones estudiaban juntos por vez primera.  Ya para los años cuarenta, con una nueva organización tenía casi 400 alumnos: 3 secciones de primer año (120 estudiantes), 2 secciones de segundo (80 alumnos), una sección de tercero (80 alumnos) y una de cuarto con 40 alumnos.  En cuanto al segundo ciclo, que sería el quinto año había: Ciclo de Ciencias Físicas y Matemáticas: 16 alumnos, Ciencias Sociales: 12 alumnos, Ciclo de Ciencias Biológicas: 50 alumnos.  De esta población estudiantil 80 eran muchachas.  Tanto el primer como el segundo ciclo tenían sus clases prácticas de Anatomía, Botánica, Fisiología, Física, Química, Mineralogía y Dibujo.  Las prácticas de Química Biológica las veían los muchachos en el antiguo Hospital Civil de Valencia.
Pocos años más tarde, durante la presidencia  del Gral. Isaías Medina Angarita y como ministro de instrucción pública del Dr. Rafael Vegas se decreta la construcción de un moderno edificio para sede del instituto, a semejanza del “Fermín Toro” de Caracas, con un costo extraordinario para la época de un millón ochocientos mil bolívares, el cual sería edificado en Camoruco, en  unos terrenos donados por la sucesión de Antonio Guzmán Blanco a la Municipalidad de Valencia, conocidos como el “Parque Guzmán Blanco”.  Allí quedaba en el siglo XIX la suntuosa residencia del presidente Guzmán Blanco, que solía venir por temporadas  a Valencia.  Luego de la muerte de Guzmán la residencia y el parque donde estaba enclavada fueron quedando abandonados y en ruinas y en las primeras décadas de los treinta algunos deportistas fomentaron allí unas canchas deportivas.  Allí funcionaba el “Camoruco Tenis Club” y había otras canchas basket y un parque infantil.  La nueva edificación estaría dotada de holgadas dependencias, canchas, laboratorios, comedor, aulas, abundantes áreas verdes y hasta un teatro.  También se le incorporaron los más modernos equipos y material pedagógico.
Primera sede del Liceo Pedro Gual, frente a la Plaza Sucre, antigua sede de la Universidad de Valencia. 
Entre los primeros profesores del “Pedro Gual los cronistas recuerdan, además de “el poeta” Ponce Bello, a Agustín Hurtado Oliveros, en matemáticas, que luego se haría jurista y es el autor del libro de derecho romano que utilizamos casi todos los estudiantes de derecho.  También estaba el padre John, un curazoleño que hizo suya la tierra carabobeña, que daba clases de inglés y castellano. Así mismo señalan al Dr. Fabián de Jesús Díaz, famoso médico carabobeño. Igualmente el recordado profesor Dimas Segovia Chávez, quien ininterrumpidamente fue profesor de Química,  desde 1.947 hasta su jubilación en los setenta, conocido por ser fundador y director del Colegio Juan XXIII.  Jesús Berbín López, quien lo dirigiera por muchos años. Pedro José Mujica, el prof. Tabares, etc.
A mediados de la década de los cuarenta, las chicas estrenando el nuevo edificio del liceo.
Entre la nómina de profesores de los años cuarenta, quienes “estrenaron” el nuevo edificio de Camoruco en la Av. Bolívar están: El director Vásquez Fermín, y se mencionan entre los profesores a Pastor Rojas, Armando Alfonzo.  El director en los cincuenta era el profesor Oropeza.
Y de sus  primeros alumnos, de la época de la Plaza Sucre, se puede mencionar a Guillermo Mujica Sevilla, que llegó a ser médico eminente y cronista de Valencia, Alejandro “el policía” Izaguirre, ministro de relaciones interiores de C.A.P., Guido Groscors, también ministro en los tiempos de C.A.P., una bella muchacha llamada René Lozada, que con el tiempo sería la esposa se Renaldo (Renny) Ottolina.
 
A sus inicios en el “Pedro Gual” funcionaban una serie de asociaciones dependientes del liceo, tales como, el Centro Cultural, la República Liceísta, el Teatro del Liceo, la Asociación de Padres, Representantes, Alumnos y Profesores del Liceo y los deportes en general.  Estas asociaciones no eran meros entes de papel, sino instituciones que verdaderamente funcionaban, tanto es así que hasta en una oportunidad la directiva de “República Liceísta” fue recibida en audiencia por el ministro de instrucción pública para escuchar sus planteamientos.
Promoción de Humanidades de 1978 junto a la estatua del Dr. Pedro Gual.
Por años el “Pedro Gual” fue famoso por su rigurosidad académica, formando centenares de bachilleres que luego serían exitosos estudiantes universitarios y excelentes profesionales.  Firmes directores dirigieron con acierto por muchos años el quehacer en el liceo, imponiendo con carácter y justicia su autoridad en beneficio de la comunidad liceísta.  Pero los tiempos han cambiado, el país ha perdido la brújula….desde leyes alcahuetas  hasta el temor en autoridades a asumir responsabilidades en todos los ámbitos de la vida  han llegado también hasta nuestro liceo.  Hoy, quizás ni la estructura física ni el componente humano sea el mejor de todas sus épocas.  Llegará el día de recuperar el liceo y recuperar la República.
Promoción de Humanidades 1978 frente a la entrada del teatro del Liceo.

sábado, 7 de julio de 2018

LA PRIMERA BAJA, EL GUARDIA EDECIO ALVAREZ.

Primera promoción de la Escuela Nacional de Seguridad, futuros guardias nacionales de Venezuela (1936).

LA PRIMERA BAJA, EL GUARDIA EDECIO ALVAREZ.  
En 1936 Venezuela entra en el siglo XX de manos del presidente general  Eleazar López Contreras, luego de 35 años de oscurantismo, brutalidad, atraso y tiranía.  En aquellos tiempos en que los totalitarismos avanzaban por Europa, el presidente López, quien era un demócrata cabal y enemigo convencido del comunismo y el fascismo,  crea una serie de instituciones para modernizar a Venezuela, entre ellas, le da vida a la Guardia Nacional de Venezuela (GNV), inspirado en organizaciones semejantes que en sus países gozan de reputación y admiración de la colectividad, como son la Guardia Civil en España y los Carabineros en Chile. Esta será una fuerza observadora y cumplidora de la ley, para proteger nuestras fronteras y defender a la ciudadanía del contrabando, los cuatreros, de la delincuencia y de los totalitarismos, el fascismo y el comunismo y el control de indocumentados, con los profundos sentimientos nacionalistas y verdaderamente bolivarianos que eran el norte del viejo general. Aquellos fueron muchachos formados en la “Escuela Nacional de Seguridad” con mucho estudio, de leyes y reglamentos, procedimientos, geografía e historia patria y  en estrictas normas de ética, comportamiento, presencia personal, moralidad, desprendimiento, amor a la patria, cumplimiento del deber y espíritu de sacrificio, todo esto comprendido en “La Cartilla del GN” que era su Biblia. 
 De estas primeras promociones egresó Edecio Alvarez.  Era un muchacho de Capacho, de tipo aindiado, de instrucción elemental, pero buen compañero, apreciado por sus iguales y por los superiores, quienes le tenían cariño y consideración. Era de esos sujetos que internalizaba totalmente su condición de militar; parecía que a toda hora andaba de servicio; la “cartilla del guardia nacional” era su ley de vida.  Estando de servicio en el Estado Zulia, en la zona de la Goajira venezolana, a la patrulla de la que formaba parte tuvo que atravesar el río Limón, que se encontraba algo crecido.   Sucede que, como sabe cualquiera que haya recibido entrenamiento militar, el arma de servicio es considerado algo totalmente sagrado; el soldado jamás puede ni debe dejar ni apartarse de su fusil.  En el cuartel les dicen: Su arma es su novia, si la deja sola se le va con otro.   La peor falta en que puede incurrir el soldado es descuidar su arma, porque puede caer en manos del enemigo y matarlo a él o a sus compañeros.  Este es el primer pensamiento que se le inculca al soldado, es un dogma para el militar. Así pues, al atravesar el embravecido río Limón, con su carabina,  debido a la fuerte corriente, el guardia Edecio perdió el equilibrio y cayó en las turbulentas aguas. El joven guardia, sin faltar a su juramento tomó fuertemente su arma, para evitar perderla en la corriente, pero no podía nadar.  Sus compañeros y superiores, ya a salvo en la orilla le gritaban que soltara la carabina, pero Edecio llegó a responderles: -“No puedo soltar la carabina que la Patria me confió”. Pese a las súplicas de los otros guardias, Edecio Álvarez continuó con su carabina entre los brazos hasta que se lo terminaron por tragar las aguas. La muerte del guardia nacional Edecio Álvarez fue la primera baja en servicio de la novel Guardia Nacional de Venezuela (GNV) Ese era el concepto del deber que tenían aquellos hombres formados en la antigua y ya extinta Guardia Nacional de Venezuela.  En estas fechas en las que algunos venden su Patria y por su dignidad por un puñado de monedas, cual modernos Judas caribeños, es necesario recordar al guardia Edecio Alvarez, primer gn muerto en servicio.