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sábado, 25 de abril de 2020

EL ATAQUE A PUERTO CABELLO Y LA CABALLEROSIDAD DE ZULOAGA. ABRIL DE DE 1743




EL ATAQUE A PUERTO CABELLO Y LA CABALLEROSIDAD DE ZULOAGA. ABRIL DE DE 1743
Por
Luis Heraclio Medina Canelón.
Las crónicas  o historias de los hechos ocurridos en nuestro país antes de la independencia son poco comentadas y menos conocidas, pero durante aquellos 300 años antes de 1810 ocurrieron una gran cantidad de hechos extraordinarios protagonizados por nuestros padres creadores de la nacionalidad, aquellos hombres que vinieron a fundar lo que bautizaron como Venezuela.
Entre esos hechos tenemos algunas acciones bélicas, en las que los españoles que habían hecho suya esta tierra y sus descendientes los criollos hicieron frente a  potencias extranjeras que querían apoderarse de la Provincia de Venezuela.
Para 1743 Gran Bretaña se encontraba en guerra contra España y ambicionaba arrebatarle sus colonias en el Caribe. Es así que envía una poderosa flota al mando del Almirante Charles Knowles en contra de las costas de Venezuela. En marzo los británicos son rechazados en su ataque a La Guaira, entonces la flota real británica se refugia en Curazao, donde repara sus naves, reemplaza sus bajas y ahora arremete contra Puerto Cabello iniciando el ataque el 26 de Abril. Es una tremenda batalla que durará veinte días. Las crónicas e informes oficiales tanto españoles como británicos subsisten en los archivos y nos relatan detalladamente como ocurrieron los hechos.
Ante una confusión que es bastante común, consideramos necesario aclarar, que la flota de Knowles era la marina real británica. No se trataba de piratas, eran buques oficiales que enarbolaban el pabellón británico y representaban oficialmente a esa nación, en guerra con España. Los  piratas son otra cosa que nada tienen que ver con este relato.

 EL GOBERNADOR ZULOAGA
Por aquellos días era Capitán General de Venezuela era un excepcional  militar vasco Gabriel de Zuloaga, quien había llegado al país seis años antes.  Zuloaga era un soldado de gran visión y tremendo estratega. Tan pronto tomó su cargo dirigió sus esfuerzos a fomentar las obras de fortificación de La Guaira y Puerto Cabello, creando un sistema de defensas portuarias casi inexpugnables. Se debe recordar que en aquellos días todo el comercio desde y hacia Venezuela estaba controlado por una empresa vasca conocida como la “Compañía Guipuzcoana”, lo que molestaba a los comerciantes y contrabandistas ingleses. Además, todo esto era necesario en vista de que en aquellos tiempos España estaba en guerra con Inglaterra, potencia que merodeaba con sus naves por el Caribe asechando para tratar de arrebatar a Castilla alguna de sus colonias.
En el caso concreto del Castillo San Felipe de Puerto Cabello (conocido posteriormente como Castillo Libertador), esta construcción se había iniciado años antes con varios tropiezos y Zuloaga se dedicó a ponerla a punto. Entre las mejoras de las fortificaciones estaban la instalación de nuevos cañones de mayor calibre que los que se tuvieron originalmente. Asimismo se prepararon empalizadas para detener a la infantería que pudiera desembarcar También llegaron al Puerto dos regimientos de tropas veteranas de España, que se sumaron a las milicias criollas de la guarnición.
EL ALMIRANTE KNOWLES
Mientras el comodoro Knowles reparaba sus naves en Curazao y reclutaba personal para sustituir las bajas sufridas en La Guaira, envió mensajeros secretos a Puerto Cabello con un manifiesto dirigido a los habitantes de la provincia en el que ofrecía asegurar el libre comercio, expulsando a la Compañía Guipuzcoana, que era supuestamente era la razón de su incursión, les garantizaba continuar profesando su religión con sus propias autoridades eclesiásticas y que tendrían libertad de movimiento. También ofrecía unas recompensas por cada funcionario de la Guipuzcoana que le entregaran. Finalmente también ofrecían la libertad para los indios, negros y mulatos que colaboraran con los ingleses. Nadie se interesó por la oferta de Knowles y los manifiestos terminaron en manos de las autoridades porteñas.

EL ATAQUE
La tarde del 26 de abril aparecieron en el horizonte del mar porteño los primeros buques ingleses, de una flota de un total de veintidós naves atacantes y al poco tiempo iniciaron el bombardeo. La defensa terrestre de nuestro puerto la comandaban Manuel de Agreda y Juan Ferrer.    También el capitán Martín de Sansinea, jefe de los Guardacostas de la Compañía Guipuzcoana,  comandaba  la parte naval, ya que era el comandante del “corso de la guipuzcoana” , que es algo así como lo que llamamos hoy guardacostas. Mas tarde, ya en mayo, llegaría el propio Gabriel de Zuloaga a supervisar la defensa.
La escuadra británica estaba compuesta por 22 naves de distintos tamaños:
El navío de 70 cañones HMS HYPERLINK "https://es.wikipedia.org/w/index.php?title=HMS_Suffolk_(1680)&action=edit&redlink=1"Suffolk, que en las crónicas españolas llaman “la nave almiranta”, por suponer que el comandante de la flota va en esta, el Navío de 70 cañones HMS HYPERLINK "https://es.wikipedia.org/w/index.php?title=HMS_Burford_(1722)&action=edit&redlink=1"Burford, llamado en las crónicas españolas “la capitana”, los  navíos de 50 cañones HMS HYPERLINK "https://es.wikipedia.org/w/index.php?title=HMS_Norwich_(1693)&action=edit&redlink=1"Norwich y HMS HYPERLINK "https://es.wikipedia.org/w/index.php?title=HMS_Assistance_(1650)&action=edit&redlink=1"Assistance, el navío de 40 cañones HMS HYPERLINK "https://es.wikipedia.org/w/index.php?title=HMS_Eltham_(1736)&action=edit&redlink=1"Eltham, el navío de 24 cañones HMS HYPERLINK "https://es.wikipedia.org/w/index.php?title=HMS_Scarborough_(1740)&action=edit&redlink=1"Scarborough, el navío de 20 cañones HMS HYPERLINK "https://es.wikipedia.org/w/index.php?title=HMS_Lively_(1740)&action=edit&redlink=1"Lively, la corbeta de 14 cañones HMS HYPERLINK "https://es.wikipedia.org/w/index.php?title=HMS_Otter_(1742)&action=edit&redlink=1"Otter y el buque de 8 bombardas HMS HYPERLINK "https://es.wikipedia.org/w/index.php?title=HMS_Comet_(1742)&action=edit&redlink=1"Comet. Además de 13 embarcaciones de diferentes portes y armamento para apoyo y transporte. Las tropas británicas embarcadas alcanzaban a unos cuatro mil, entre marineros y la infantería de marina. Era una fuerza verdaderamente extraordinaria: más de 300 piezas de artillería de todos los calibres que bombardeaban Puerto Cabello.
Algunos de los términos no son conocidos por todos: así por ejemplo “HMS” ("His/Her Majesty's Ship) que se antepone a cualquier buque británico de guerra, traduce algo así como “buque de su Majestad”, bombarda es un barco especialmente utilizado para asediar fortalezas o castillos, que tiene por armamento no los cañones que disparan horizontalmente, sino morteros que disparan hacia arriba, de manera que el proyectil hace una parábola y caen tras las murallas del castillo.

Por su parte los defensores serían uno dos mil, entre las tropas enviadas desde España y las milicias criollas. También estaban las fragatas “Nuestra Señora de Coro”, “Teresa” y “San Sebastian”
Los primeros bombardeos los realizó la bombarda “Comet”, para tratar de “ablandar” las defensas del Castillo San Felipe contra el que lanza 16 grandas, a lo que al día siguiente se unieron otros tres buques: Norwich, Eltham y Lively, que en total sumaban unos ciento veinte cañones, lanzando bombas y granadas explosivas sobre los defensores. En el castillo San Felipe resultó destruido un cañón y murieron tres hombres y resultaron heridos otros tantos. También dos presos que estaban en un calabozo resultaron muertos al caerles una bomba. Al contestar el fuego desde el castillo una de las naves inglesas recibió varios impactos y se tuvo que retirar, lo que hicieron las otras al llegar la noche. Casi llegando la medianoche desembarcaron para apoderarse de las baterías de Punta Brava unos mil quinientos ingleses comandados por el mayor Lucas, pero los estaba recibiendo Martin de Sansinea con dos pequeños cañones y apenas un puñado de aguerridos soldados quien los destroza y pone en desordenada fuga; el desorden de los ingleses fue tal, que los de la retaguardia dispararon en contra de los de la vanguardia que huían, dejando varios muertos en la playa, así como armas diversas y cinco prisioneros. Los tres días posteriores continuaron los bombardeos sin mayores consecuencias, a excepción de dos soldados que murieron en el castillo y el ingeniero Juan de Gayango, uno de los constructores de la fortaleza, que resultó herido al caerle una pared encima. El 2 de mayo llegó el gobernador Gabriel de Zuloaga con más refuerzos: tres compañías de soldados peninsulares y un batallón de milicianos criollos, pero al otro día resultó herido en una pierna durante los incesantes bombardeos y quedó fuera de combate por varios días.

Para el día 5 de mayo se intensificó el combate: el bombardeo era mutuo. Knowles trataba de hacer el asalto definitivo. En el Castillo San Felipe murieron 15 soldados y uno de los barcos atacantes se tuvo que retirar seriamente cañoneado. Prácticamente todos los buques ingleses atacaban simultáneamente, unos al castillo y los otros a los demás baluartes de la defensa. Los cañones del Castillo San Felipe y los baluartes de Punta Brava hacían estragos sobre la flota invasora, a los barcos ingleses les llovía el hierro colado español, caían los mástiles y se rasgaban las velas. Al penetrar las bolas de cañón por las cubiertas de madera de los barcos ingleses astillaban el casco y a su vez los trozos de madera se convertían en proyectiles que despedazaban a los marinos. El Norwich acompañado de una de las naves menores destinó sus 50 cañones a tratar de destruir las baterías de Punta Brava, pero los nuestros respondieron bravamente el ataque, acertando 87 cañonazos en el costado del buque y destrozándole los mástiles y las velas. Tuvo que ser remolcado por otros barcos mientras recogían a los treinta y cinco muertos regados por el puente y las cubiertas inferiores.
 Los españoles hundieron uno de sus propios buques frente a la entrada del puerto para obstruir la entrada de cualquier otro barco y evitar un asalto. Ya por la noche, Knowles entendió que estaba derrotado y retiró sus barcos fuera del alcance de la metralla española. A la playa comenzaron a llegar restos de mástiles, lanchas hechas pedazos, escaleras y toda clase de  fragmentos de las embarcaciones averiadas por la artillería.   También trajo la corriente  varios cuerpos muertos, extrañamente entre estos el cadáver de una mujer. Finalmente Knowles retiró su flota hacia Jamaica para nunca más volver. Durante los diez días de la batalla, los atacantes lanzaron unas novecientas bombas sobre el castillo San Felipe y las otras fortificaciones de Puerto Cabello. Se trataba de todo tipo de proyectiles: bombas incendiarias, las llamadas “granadas reales” o explosivas y balas comunes.  Los defensores tuvieron que lamentar unos treinta muertos y sesenta heridos, mientras que los ingleses sufrieron casi doscientos muertos y gran número de heridos. Entre los muertos españoles destacan José Ugalde, capitán de la “Teresa”, Pedro Gurruchaga del “Coro”y el oficial Antonio d Ebora, todos de la Guipuzcoana.

Los ataques a Puerto Cabello y La Guaira son los hechos de armas más importantes ocurridos durante los trescientos años anteriores a la independencia. La victoria de nuestros antepasados sobre la flota inglesa salvó a Venezuela de ser una colonia británica. Si los ingleses hubieran ganado, ninguno de nosotros estaría aquí, y quizás Venezuela sería otra Trinidad o Guyana.  Los defensores de Puerto Cabello no deben permanecer olvidados en la historia.
LA CABALLEROSICAD NAVAL DE AQUELLOS TIEMPOS
Una anécdota interesante ocurrió en aquellos días que mucho nos dice lo distinto de la mentalidad de aquellos personajes. Temprano por la mañana el 7 de mayo las naves inglesas estuvieron haciendo fuego sobre los buques españoles y las posiciones de la costa, ataque que ya había cesado al mediodía.  A eso de las dos de la tarde sale del Suffolk una lancha con la bandera blanca, abordo va el segundo capitán de la nave con una carta dirigida al Gobernador Zuloaga, donde le solicita hacer el canje de los prisioneros. Zuloaga responde afirmativamente y le pide que traigan a los prisioneros españoles  para que los ingleses se lleven los suyos.  Con la respuesta, Zuloaga le envía un regalo a Knowles, “una fineza” como dice un cronista español contemporáneo: dos jamones, dos quesos y 36 botellas de vino. El oficial inglés dio las gracias y pidió si que le podían dar también unos limones.
El día nueve, nuevamente Knowles se comunicó con Zuloaga. Esta vez pidió permiso para recoger agua para sus naves. Zuloaga respondió que no, pero que podía mandar a recoger unos pocos barriles de agua para él y sus oficiales. Vinieron hasta el río Borburata unas lanchas a recoger el agua permitida, lo que hicieron bajo la atenta mirada de un destacamento español enviado para que no tomaran más de la cuenta. Cuando se retiraban Zuloaga envió también otros prisioneros que habían quedado, unas terneras, unas gallinas, más botellas de vino y los limones que habían pedido días antes.  De regreso la lancha trajo a los prisioneros españoles y una carta donde el inglés notificaba que se retiraba a las islas de San Cristóbal y daba las gracias por las atenciones recibidas.
FUENTES
De Armas Chity. “Historia de Puerto Cabello” Ediciones del Banco del Caribe, C.A. Caracas 1974
Nectario María, H. “Derrota Inglesa en Puerto Cabello”  Esc. Prof. Sagrado Corazón, Madrid. 1971
www.bolivarium.com





LOS MITOS DE LA “LEGION BRITÁNICA”
Por
Luis Heraclio Medina Canelón
Es común observar que existe una tremenda confusión respecto a lo que comúnmente se llama “la Legión Británica” al estudiar la historia de la independencia. Una de las razones de estos equívocos es que la gente confunde “británico” con “inglés”: Inglaterra es uno de los países que componen la Gran Bretaña: los otros son Escocia, Gales e Irlanda del Norte. Las unidades llamadas “británicas” que vinieron a Venezuela, no estaban integrados exclusivamente por ingleses, mas bien, ingleses era lo que menos había en esos cuerpos; la mayor parte de sus miembros eran irlandeses, también había muchos escoceses, y alemanes como Juan Uslar, quien por cierto fundó familia en Valencia, al igual que otro legionario de apellido Hands, que tiene honorable descendencia en esta ciudad. Incluso una de esas unidades que llegó a Venezuela estaba compuesta solamente por  soldados alemanes. Otra se llamaba “Legión Irlandesa” precisamente por estar compuesta por elementos de esa nacionalidad.

Otro error que se repite frecuentemente es que estos cuerpos de militares extranjeros que vinieron a pelear bajo los mandos republicanos eran “unos voluntarios que vinieron a luchar por la libertad”. No señores¡ Nada de idealismos¡  Luego de derrotado Napoleón en Europa, en 1815, miles de militares de las potencias vencedoras quedaron cesantes o “a media paga”. Eran hombres que habían pasado años guerreando y que quizás su única manera de ganarse la vida era como soldados, o por lo menos si no era la única, si era la que más le gustaba.  Un hombre que ha pasado años viviendo en la guerra y de la guerra difícilmente se adapte a la vida civil; es allí cuando llega a Gran Bretaña Luis López Méndez a CONTRATAR mercenarios, que por una paga que les resultaba interesante, viajarían a América a hacer la guerra a un enemigo tradicional de las Gran Bretaña como lo era España. Y es allí como empiezan a venir los mercenarios a luchar al lado de Bolívar. También ocurrió que unos pocos, especialmente oficiales, vinieron por cuenta propia, en busca de aventuras o fortuna.
Esto no le quita de ninguna manera los enormes méritos a estos cuerpos expedicionarios llamados “británicos”, que fueron de enorme importancia tanto en la formación de los cuadros militares republicanos, en la atención médica (vinieron unos 150 médicos), en la instrucción de tácticas de artillería y caballería, en la dirección de las tropas y hasta en el combate en las más feroces batallas, pero las cosas hay que decirlas como son.
También es poco conocido, que como cualquier grupo de mercenarios, en alguna ocasión incurrieron en serios actos de indisciplina. Urdaneta, en sus “Memorias” relata el episodio de un buen grupo de estos soldados que se dedicaron a  borracheras:
“…pero las tropas inglesas encontraron mucho ron en toda la ciudad (Barcelona), se desbandaron y antes de una hora no se podía contar con un soldado que no estuviera borracho y los más de ellos tendidos por las calles y las casas, pareciendo aquella división un campo de batalla derrotado…No quedó mas recurso que los 150 alemanes y los criollos del capitán Cala, que no se entregaron al vicio y sirvieron para cubrir las avenidas de la ciudad.”
También, como mercenarios que eran, simpatizaban con el saqueo, a lo que se dedicaron en más de una oportunidad en Venezuela y Nueva Granada. Leamos nuevamente a Urdaneta:
“…pero (los ingleses) se volvieron del camino, diciendo que no emprendían nada antes de saquear la ciudad que era suya, y en ese proyecto los acompañaron varios oficiales…Urdaneta  reunió inmediatamente la compañía de Cala y un piquete de alemanes y se situó con ellos a la cabeza del puente.  Llegaron los 400 hombres (los ingleses) y descaradamente persistieron en la empresa.  Urdaneta se negó a permitirles el saqueo y les contestó que si estaban dispuestos a pasar, él estaba dispuesto a impedirles el paso. Detúvolos esta respuesta y como estaban fatigados y cargados de licor, se fueron sentando u durmiendo hasta el otro día.”
En otra ocasión el comandante de la Legión, el coronel Blosset retó a duelo a otro legionario de apellido Power. Este último ganó el duelo, Blosset  resultó muerto.  Como se ve no eran unos soldaditos de plomo intachables.

El otro error es llamar  indistintamente con el nombre de “Legión Británica”; a los distintos cuerpos de voluntarios de las islas británicas. Irlanda y Alemania (Hannover) que lucharon en nuestra América.  Fueron varios los cuerpos de voluntarios que vinieron a participar en la guerra de independencia y apenas uno de ellos se llamó “Legión Británica”, nombre que duró muy poco.  Los otros cuerpos de voluntarios europeos fueron: “Cazadores Británicos”, Primero de Húsares, Segundo de Húsares, Húsares Rojos, Primero Venezolano de Rifles, Primero de Lanceros, Artillería y Segundo de Rifles Lanceros de Maceroni, Húsares, Artillería, Primero de Lanceros, Rifles, Infantería Ligera de Salabrietta y el Regimiento de Hibernia, Lanceros, Primero de Fusileros, Primero de Rifles, Segundo de Rifles, Infantería Ligera de Cundinamarca, Primero de Infantería Ligera y Húsares de la Guardia.  En total más de cinco mil guerreros irlandeses, escoceses, ingleses, alemanes y hasta italianos vinieron a luchar en nuestra independencia.  De hecho, la unidad que combate heroicamente en la segunda batalla de Carabobo, no se llamaba “Legión Británica”, ya que para ese momento no existían ningún cuerpo con ese nombre, sino “Cazadores Británicos” . Luego de la batalla, Bolívar le cambió el nombre por “Batallón Carabobo”.
Estos hombres fueron más de cinco mil. Muchísimos de ellos murieron en estas tierras asolados por las enfermedades tropicales, el hambre y la guerra.  Muy pocos regresaron a Europa y algunos fundaron notables familias entre nosotros.
FUENTES
DICCIONARIO POLAR DE HISTORIA DE VENEZUELA
Urdaneta, Rafael, “Memorias”



sábado, 11 de abril de 2020

El GOLPE DE EUSTOQUIO


EL GOLPE DE EUSTOQUIO
Por
Luis Heraclio Medina Canelón.

Para la segunda quincena de diciembre de 1935 Venezuela era una olla de presión a punto de explotar. Juan Vicente Gómez luego de una larga tiranía de 27 años yacía en su lecho de muerte, mientras a su alrededor sus herederos y causahabientes cavilaban sobre su destino y el futuro del país luego de que el tirano exhalara su último suspiro.

A raíz de la oscura muerte de Juan Crisóstomo (Juancho o Juanchito) Gómez, hermano del dictador y vicepresidente, asesinado en el propio palacio de Miraflores, Gómez había hecho reformar la constitución y suprimir la figura de los vicepresidentes. En aquella oportunidad se había atribuido el asesinato a intrigas palaciegas que vinculaban al otro vicepresidente José Vicente Gomes Bello (Vicentico), hijo del tirano  y su madre Dionisia. Ahora, con la inminente muerte del mandatario, sin testamento político ni que hubiera señalado sucesor, le correspondería la sucesión al ministro de guerra y marina, el general Eleazar López Contreras, apoyado por la institucionalidad militar, pero tal candidato no era buen visto por buena parte de lo más recalcitrante del “clan Gómez”.



Figuras principales de este grupo eran el presidente del estado Lara, Eustoquio Gómez Prato, primo del autócrata y Eloy (a) El Indio Tarazona, ayudante de cámara del presidente, escolta personal y asistente, a quien, siendo colombiano Gómez había dado la jerarquía de coronel del ejército venezolano.

EL PRONTUARIO DE EUSTOQUIO
Eustoquio, que había acompañado a su primo Juan Vicente desde los tiempos de la invasión de 1899 era un hombre sumamente violento e intransigente. Ya en 1907 había asesinado por una banalidad al gobernador del Distrito Federal, y fue salvado de  una larga condena de prisión por su primo recién llegado a presidente que lo liberó fraudulentamente y lo designó, bajo un nombre falso, como comandante del Castillo-Prisión de San Carlos de la Barra del Lago de Maracaibo. Allí debido a sus violencias, abusos y atropellos en contra de los soldados y los presos se le amotinó la guarnición, que se unió con los detenidos obligando al personaje a huir a nado por las aguas del lago. Años mas tarde, nuevamente Gómez le da un cargo de importancia: lo designa presidente del estado Táchira, donde si bien ejecuta una buena cantidad de obras públicas, vuelve a caracterizarse por el abuso de poder, la represión y el crimen: Entre veinte y treinta mil tachirenses se ven obligados a abandonar su estado natal refugiándose en Colombia por temor a las atrocidades cometidas por Eustoquio, siendo la más recordada la oportunidad en que colgó a varios ciudadanos acusándolos de conspiración. Es quizás la última vez que en nuestro país se colgaba a una persona, hecho que no se veía desde tiempos de la guerra de independencia. Con este currículum, que más bien parece un prontuario criminal, Eustoquio se desempeñaba ahora como presidente del Estado Lara y consideraba que era él el único que podía asegurar las millonarias propiedades habidas por los Gómez era él. Es lo que en su criterio significaba “mantener el orden”. El Indio Tarazona también tenía mucho que perder y era un perro fiel a los intereses de los gomeros estaba dispuesto a secundar al primo de su jefe en lo que fuera.


LA PRUDENCIA DE LOPEZ CONTRERAS
El general López Contreras, que conocía a Eustoquio desde los años de la invasión en 1899 sospechaba del primer mandatario del estado Lara.  Sus informantes lo habían puesto al tanto de las conversaciones de Eustoquio con los comandantes militares de Lara y Aragua, entre otros militares. Sin poder hacerlo preso sin pruebas concretas ordenó a su gente tenerlo vigilado, así como a sus mas inmediatos colaboradores. Mientras tanto Eustoquio se desplazaba entre Barquisimeto, Maracay y Caracas acompañado de una partida de matones fuertemente armados en varios vehículos.
Mientras tanto en Maracay, capital virtual de la república y luego de un ataque de prostatitis complicado con uremia sufrido por Gómez el 9 de diciembre y ante el inminente desenlace López Contreras convocó a una reunión con los Gómez. Astutamente la planificó para hacerla en la casa de Regina y Emilia, las hermanas de Gómez, donde debido a la presencia de las señoras difícilmente Eustoquio intentaría un atentado contra López. A la reunión llego el general López Contreras apenas acompañado de un edecán. Eustoquio llegó con dos de sus primos y varios de sus escoltas. López Contreras habló a la concurrencia explicando que el país podía caer en la anarquía si no se reprimían las ambiciones personales. Que el gobierno estaba decidido a ejercer sus atribuciones constitucionales. Que si ciertos parientes de los Gómez causaban divisiones en el ejército cualquier esfuerzo por mantener el orden constitucional quedaría truncado. Habló de sus responsabilidades como ministro de guerra, de su lealtad y de su buena fe y pidió que se le respondiera igualmente. Las hermanas Gómez aprobaron todo lo que López dijo y Eustoquio mintió diciendo que también estaba de acuerdo.


EL GOLPE
Pero mientras ocurría la reunión en Maracay, el Indio Tarazona ordenaba a los encargados de las haciendas de Gómez en Aragua y Carabobo que movilizaran a todos los peones, para concentrarlos y armarlos en Maracay, todo en complicidad con los presidentes de esos estados. El plan del golpe estaba en marcha…Hay que recordar que la mayoría de la peonada eran soldados del ejército que Gómez  “destacaba” en sus múltiples haciendas para que trabajaran como jornaleros.

El 11 de diciembre Tarazona y los suyos reparten máuseres, subametralladoras y municiones en Las Delicias, Ocumare de la Costa, San Juan de los Morros, El Trompillo en Carabobo  y otras haciendas propiedad de Gómez. El comandante de la guarnición de Ocumare de la Costa sería el encargado de matar o apresar a López Contreras tan pronto falleciera Gómez. El comandante de la policía de Maracay también estaba con los conspiradores. Los hoteles y pensiones de la ciudad se llenaron de sujetos extraños; son los hombres de Eustoquio que han sido llevados a la ciudad para estar listos al momento de cualquier desenlace. Cajas sospechosas de contener armas son sacadas de los cuarteles. Los agentes de López informan de todo al ministro, quien ordena estrechar la vigilancia sobre Eustoquio, que no ha dado todavía ninguna evidencia contundente de su conspiración. Se ordena intervenirle cualquier correspondencia.  
El 15 de diciembre llega al despacho de López Contreras una carta interceptada por sus oficiales. Es una correspondencia de Eustoquio dirigida a mi tío abuelo el coronel Eloy Montenegro Tirado, gobernador del distrito, en Barquisimeto que dice:
“…el General Gómez está muy grave. Esto será el día del juicio. Será un desastre. Dígale a los jefes de los batallones que pongan mucha atención, que redoblen su vigilancia y que deben consular conmigo, no obedeciendo más órdenes que las mías y que tengan cuidado de no ir contra mis deseos: aún cuando el ministro de guerra les dé órdenes, no deben moverse hasta que yo ordene…Cuando le diga <terminó el trabajo>  significa que el general se murió o está agonizando, de modo que nuestra gente se ponga sobre las armas…lo que necesitamos es unión entre todos para ser invencibles en el momento dado”...

El complot había quedado descubierto.
El día 16 Eustoquio salió a primera hora de la mañana desde Maracay para Barquisimeto, para preparar detalles del golpe, mientras mas tarde en la misma ciudad Tarazona  se enteró de la extrema gravedad de Gómez y viajó a toda velocidad a la capital larense a ultimar detalles personalmente con Eustoquio, pero ha hecho una llamada comprometedora que ha sido escuchada por alguien que hace llegar la información a militares leales y López Contreras ordena su captura. No encuentran a Tarazona en Aragua, pero se averigua que llegará en la tarde o noche. Al regresar a Maracay, Tarazona es interceptado por los militares y reducido a prisión sin ofrecer resistencia. Algunos otros oficiales claramente vinculados a la componenda son también detenidos. Horas más tarde Juan Vicente Gómez se convertía en un cadáver.

EL PRINCIPIO DEL FIN
Sin pérdida de tiempo López Contreras ordena sustituir a los pocos oficiales que consideraba adeptos a Eustoquio Gómez por militares institucionalitas.
Una vez oficializada la muerte de Gómez el Concejo de Ministros designa como presidente provisional al ministro de guerra y marina, general Eleazar López Contreras. Recibiendo la presidencia López Contreras canta el primer jaque en contra del gomecismo: Decreta la libertad de todos los presos políticos y autoriza a todos los exiliados a regresar a la Patria. Es una hábil medida que sorprende y desconcierta a Eustoquio y a toda la oligarquía gomera: Son miles de venezolanos que no quieren para nada a la familia Gómez y que apoyarán al nuevo presidente. Hay entre ellos militares, médicos, escritores y antiguos miembros de las montoneras nacionalistas, liberales y hasta castristas, muchos de ellos fogueados en los combates del primer cuarto del siglo XX. “Son un peligro para nosotros” dicen los miembros de la “familia real” gomera. A lo que López les responde: “Les doy todas las garantías y facilidades para que abandonen el país. Y les sugiero que lo hagan”.


Enterrado Gómez en Maracay, López regresa a la capital y se empiezan a producir manifestaciones en contra de los Gómez. Mientras Eustoquio piensa que todavía no está todo perdido y cuenta con viejos generales gomecistas como Vicencio Pérez Soto, León Jurado, Santos Matute Gómez, presidente de Carabobo o Félix Galavis, el gobernador de Caracas. Sale de Maracay a Barquisimeto, pero en la alcabala no lo dejan salir de Aragua. Empieza a notar su desamparo.  Se informa de que en la vecina población de La Victoria ya la gente en la calle saquea propiedades de los gomecistas, decide entonces viajar a Caracas para dar un último y desesperado golpe de mano.


LAS RATAS HUYEN ANTES DE QUE SE HUNDA EL BARCO
Antes de abandonar Maracay López Contreras había “sugerido” al clan gomero la conveniencia de abandonar el país, para lo cual puso a disposición de los Gómez y sus socios aviones y barcos. El vapor “Zamora” que siempre tenía Gómez anclado en Ocumare de La Costa para huir en caso de una emergencia sale para Curazao con un centenar de gomecistas con las alforjas atestadas de millones en billetes, monedas de oro  y joyas, una parte de lo que saquearon a Venezuela en un cuarto de siglo. Vicencio Pérez Soto, uno de los millonarios generales con que contaba Eustoquo para el golpe, huye en su yate personal a Trinidad. Otros escapan en avión, uno de los aeroplanos cae a tierra en la frontera con Colombia, pero sus ocupantes salvan la vida y atraviesan la frontera.  Emilia Gómez, una hermana del dictador que no escapó a tiempo estaba en su casa cuando la muchedumbre entró a saquear y despavorida huyo por los techos, cayendo en casa de los vecinos con un brazo fracturado. La gente toma las calles celebrando la libertad de los presos y el fin de la tiranía. López designa al general Galavis gobernador del Distrito Federal, es otro posible aliado que pierde Eustoquio.

EL VIAJE A LA MUERTE
Eustoquio llega temprano a Caracas y va directamente a ver a López Contreras al Ministerio de Guerra y Marina. Trata de reclamar y pedir explicaciones y manifiesta su intención de ir a Barquisimeto. López le informa que ya no es autoridad militar en Lara, que no vaya para allá, que tampoco debe permanecer en Caracas por los disturbios que se suceden  y le pide regrese a Maracay con su familia y hasta le ofrece una escolta armada. Gómez Prato rechaza la escolta y miente diciendo que se regresa para Maracay, pero se dirige con tres parientes que lo acompañan y sus espalderos a la gobernación del Distrito Federal. Al llegar observa en la calle las manifestaciones.
Cuando lo ven la gente grita: -“Mueran los Gómez”
 En la plaza Bolívar hablan antiguos presos políticos enemigos del gomecismo. Iracundo entra en la gobernación y pide hablar con el gobernador Galavis mientras que sus escoltas armados toman posiciones.  Alguien nota su entrada en el edificio y lo alerta a la gente. El hombre se enfurece más todavía y exige al gobernador un pelotón de policías o soldados para llevarlos él mismo a ametrallar a los manifestantes. Galavis le sugiere que evite problemas y salga por la puerta trasera, de manera discreta para que no lo vean. Eustoquio insiste en reprimir a los manifestantes:
-A esa gente hay que echarles plomo¡ dice enfurecido.
 En eso el gobernador recibe una llamada del presidente encargado, que le pregunta por la situación. Cuando López Contreras se entera de que Eustoquio lo ha engañado y se ha presentado en la gobernación ordena a Galavis  que arreste al hombre y lo traslade a Maracay.

En la gobernación se encuentran varios personajes aparte de Galavis y Gómez Prato, entre ellos Jesús Corao, prefecto de Caracas. Cuando Galavis le da la orden de arresto, Eustoquio, el hombre que ha encarcelado y torturado a miles de venezolanos, se indigna y trata de sacar su revólver, pero le pegan dos tiros. Sin poder hacer uso de su arma, sale del despacho dando tumbos y se arrastra hasta el baño de hombres.  Se sienta en la poceta. Al ver a su jefe ensangrentado, los matones huyen despavoridos por la puerta de atrás de la gobernación. A los pocos minutos Eustoquio Gómez exhala sus últimos suspiros. Jesús Corao calma a la gente que en la calle está agitada y les anuncia la muerte del curel hombre. Sin pérdida de tiempo el populacho cae sobre los dos lujosos automóviles de Eustoquio y los suyos y los convierten en una pira ardiente.  Nunca quedó claro quien o quienes fueron los autores de los disparos. El gomecismo está liquidado. Vendrán diez años de respeto a la ley, democracia y libertad.


Fuentes:
Fernández, Carlos Emilio “Hombres y Sucesos de mi Tierra” Talleres del Sagrado Corazón, Madrid 1969
Garmendia, Hermann. “Eustoquio Gómez, un general de la rehabilitación” Editorial Diana S.A. México 1955
Lavin, John. “Una Aureola Para Gómez” Distribuidora Continental. Caracas. 1950
DICCIONARIO POLAR DE HISTORIA DE VENEZUELA.