El Gral Jose Manuel Hernández "El Mocho" en su escritorio en Nueva York, en tiempos de exilio. |
EL MOCHO HERNÁNDEZ Y LA REVOLUCION DE QUEIPA
Por Luis Heraclio Medina C:
Septiembre de 2016
Por Luis Heraclio Medina C:
Septiembre de 2016
En estos días se conmemoran varias efemérides importantes
para la historia contemporánea de Venezuela: la primera, de 1897, el primero de
septiembre, el gran fraude electoral perpetrado por el presidente general
Joaquín Crespo para imponer a su candidato Ignacio Andrade sobre el candidato ganador
de las elecciones, el general José Manuel (el Mocho) Hernández y la segunda, de
1925, el 25 de agosto, la fecha de la muerte de ese líder popular nacionalista
ocurrida en su exilio de Nueva York .
¿Quién ERA EL MOCHO HERNANDEZ?
José Manuel Hernández, nació en la parroquia de San Juan, en
Caracas, hijo de un carpintero canario, desde muy joven sintió inquietudes
políticas. Se inició en sus luchas por la libertad en contra del déspota
Antonio Guzmán Blanco, a los 17 años y es herido de un balazo en el combate de
“Los Lirios” (Paracotos) , en agosto pero de 1870, donde cae mal herido. Una vez en el piso un soldado enemigo le cae
a machetazos para rematarlo y lo hiere en el cuello y en el brazo derecho, pero
afortunadamente se salva aunque la extremidad derecha le quedó inutilizada, de
allí viene el sobrenombre de “EL MOCHO” con el que se le conocerá toda la vida.
La modesta casa de el general Hernández en Santa Rosalía, Caracas. |
Tempranamente esempeñó diversas actividades políticas,
militares y administrativas, ganando el reconocimiento de la ciudadanía por su
honestidad y pulcritud en el manejo de los fondos públicos. Es recordado
especialmente por oponerse a contratos leoninos de extranjeros que
desfavorecían a la población de Guayana en materia de acueductos. Siempre se opuso a las ideas continuistas de
los gobernantes, lo que le causaron varias prisiones.
EL GENERAL CANDIDATO DEMOCRÁTICO EN CAMPAÑA
En 1.895 viaja a los EE. UU. a
enfrentar un juicio en su contra promovido por un yanky que perdió su jugoso
contrato leonino en Guayana, este hecho aumentó su fama de patriota y hombre
honrado. En el Norte conoce y aprende de
las prácticas demócratas y las campañas electorales libres que se hacían en ese
país y regresa con nuevas ideas democráticas y afianzando sus principios cívicos.
En 1897 ya en Venezuela se incorpora al recién creado PARTIDO NACIONALISTA
VENEZOLANO (primer movimiento político que utiliza la denominación de
“nacionalista”) y es nominado candidato presidencial de dicho partido. Es en ese momento cuando deja de ser un
caudillo más y se convierte en el primer líder (democrático en el sentido
moderno de la expresión) que lleva a cabo en nuestro país una manera moderna de
hacer la política: Inicia su campaña
electoral en Abril de 1897 con una serie
de giras electorales cada vez más extensas y con más éxito a todo lo largo y
ancho de la república, venciendo la falta de hábitos electorales y el sabotaje
de las autoridades locales. Era la
primera vez que la gente veía una campaña electoral propiamente dicha, con
discursos, volantes, comités locales, propaganda y todas las actividades
normales de una campaña electoral democrática. Utiliza profusamente la prensa, llega a tener
hasta 35 periódicos apoyándolo. Debemos
recordar que hablamos de algo sucedido hace CIENTO VEINTE AÑOS, cuando todas
esas cosas eran completamente extrañas a nuestra sociedad. Organizó comandos de
campaña y juntas electorales. Sus discursos encendidos entusiasman a hombres,
mujeres y hasta a los niños de todas las clases sociales que acuden a
verlo. Los estudiantes son sus primeros
partidarios. En ferrocarril, en vapor, a
caballo o a lomo de mula recorre Valencia, Puerto Cabello, Barquisimeto,
Acarigua, Tinaquillo, Las Trincheras, los Valles de Aragua, La Guaira, Macuto,
Maiquetía. En Maracaibo su recibimiento
fue apoteósico, pese a que el gobierno ocupó militarmente la ciudad como si se
esperara una guerra. Luego recorrió
Trujillo, Barinas, Apure y Ciudad Bolívar, donde fue recibido por centenares de
personas en el muelle. Su actitud
despertaba fé y entusiasmo por la franca actitud, firmeza y energía que
revelaba. De allí al Guárico, luego
repasa Valencia, Aragua, Calabozo, Ortiz, Villa de Cura y nuevamente Valencia,
para finalmente regresar a Caracas el 30 de Agosto. Todos lo daban por ganador de las elecciones.
Ante las advertencias de algunos, criticaba a sus copartidarios que le
insinuaban la conveniencia de prepararse para la guerra, señalando que él creía
en la palabra del presidente Crespo quien aseguraba que respetaría los
resultados electorales. Crespo por una parte
toleraba hasta cierto punto las actividades de la oposición, aceptaba la
libertad de prensa, pero sus autoridades locales hacían cuanto podían en contra
de los nacionalistas.
Los candidatos a las elecciones de 1.897 |
EL FRAUDE ELECTORAL
Llega el 1ero de septiembre, día
de las elecciones. Y todas las plazas (eran los lugares de votación en esos
tiempos) amanecen tomadas por los comisarios de los campos y los jefes civiles
con centenares de hombres armados de machetes, muchos de ellos en estado de
ebriedad. Se le impide a los ciudadanos ejercer su derecho al voto. Al mismo “Mocho” no se le permite votar en la
plaza de La Candelaria. La coacción del
libre sufragio fue general en todo el territorio de Venezuela. Cualquier
protesta de ciudadanos desarmados fue inútil ante los macheteros del
gobierno. El Mocho y sus partidarios
recabaron las pruebas que pudieron para apelar ante los tribunales de justicia
pero fueron llevados presos en octubre.
Cuatro meses después se dieron los RESULTADOS OFICIALES, toda una
burla: El candidato del gobierno de
Crespo: Ignacio Andrade había “obtenido” cerca del noventa por ciento de los
votos. Andrade, el hombre de confianza
impuesto por el presidente Crespo, casi un títere, era un hombre sin mayores
méritos, mas bien de un desempeño mediocre, que reiteradamente era acusado de
colombiano, por lo que no podía aspirar a presidente de Venezuela, pero las
autoridades se hacían de oídos sordos ante esta denuncia.
El Gral José Manuel Hernández "El Mocho" en uniforme militar. |
EL ESCAPE A VALENCIA DENTRO DE UN CAJÓN.
Crespo (quien por cierto, también
cumple años en el mes de Agosto, el 22), que quería que en el momento del
traspaso del poder estuvieran las cárceles vacías, ordena la libertad de todos
los presos políticos, incluyendo al “Mocho” el 20 de febrero de 1898. Hernández se recluye en su modesta casita de
Santa Rosalía, en Caracas, estrictamente
vigilado por un grupo de policías y
espías apostados en las inmediaciones las 24 horas del día. Estuvo meditando unos días sobre su futuro ¿volver
a participar en una contienda electoral dentro e 4 años? Era inútil ante el
talante antidemocrático de Crespo. El
“Mocho” entonces decide tomar las armas. Se prepara un cuidadoso plan para
escapar de Caracas. Hernández se finge
enfermo el 23 de febrero; sólo se le permite ser visto por su médico de
confianza, una tarde llega a visitarlo en un coche de alquiler, un copartidario,
con lentes oscuros, espesa barba, levita y sombrero de pumpá, acompañado de dos
ancianas. Al poco rato salen las dos viejitas
con un hombre de levita, lentes oscuros y barba, pero no es el que había
venido, sino “El Mocho” perfectamente disfrazado. El choche los lleva a otra
casa, donde hacen trasbordo a otro coche que los lleva a otra dirección y luego
a otra casa más. Nadie los ha seguido.
Allí firma una serie de correspondencias a su gente anunciando su
alzamiento. Luego, ya en la madrugada es
llevado a casa del conductor del ferrocarril, otro partidario nacionalista,
quien lleva al general hasta la estación del tren de Palo Grande, solitaria a
esa hora, donde lo esconden en el vagón de equipajes, dentro de una gran caja
de madera. A las 7 de la mañana, después
de ser inspeccionado el tren por la policía y encontrarlo sin novedad, sale
hacia Valencia. En el camino, pasan
frente a la residencia del General Crespo, que tranquilamente descansaba, sin
imaginar que el hombre que sellaría su destino pasaba a pocos metros de él. A las 3 pm, el tren llegó a Valencia, pero no
es hasta las 8 cuando Hernández pudo abandonar el vagón de equipajes, saliendo
inmediatamente para la hacienda Queipa, propiedad de Evaristo Lima, en las afueras de nuestra ciudad, cercana a la
sierra de Carabobo. Mientras tanto varios comisionados de “el Mocho” salían
hacia Guárico, Apure, Falcón, Lara, la sierra de Carabobo y Puerto Cabello. Valencia
fue elegida por el general Hernández para iniciar su revolución por la gran cantidad de partidarios que tenía
en la zona, muchos de ellos hacendados con gran cantidad de personal y
caballería a su disposición, en el mero
centro del país, de donde pensaba podía dirigir operaciones en toda la
republica.
Aunque la casa de "El Mocho" estaba estrechamente vigilada, el general pudo escapara disfrazado. |
LA PROCLAMA DE QUEIPA
Innumerables hombres reconocidos especialmente
en Carabobo y Cojedes estaban entre los
primeros conspiradores; se recuerdan nombres como Ortega, Lima, Barreto, López,
Tirado, Conde, Loreto y tantos otros hombres de trabajo y de pelea que sería
imposible nombrar. El Mocho se declara
en pié de guerra con sólo 45 hombres mal armados. Se envían postas a toda la
sierra y los llanos cercanos.
Espontáneamente los caudillos locales se ponen bajo las órdenes del
general Hernández, unos con 50 hombres, otros con 80, cien, doscientos. Viejos fusiles, machetes y hasta lanzas
componen el heterogéneo y escaso armamento del entusiasta ejército
revolucionario. El 2 de marzo se publica
la “PROCLAMA DE QUEIPA”, que Salvador Lima hace imprimir en Valencia y se envía
a toda la república. Entre otras cosas dice: “El país que ha dado tantos hijos
ilustres a la tierra americana no puede consentir en caer bajo la férula del
extranjero, afiliado al partido de los despotismos tradicionales de
Venezuela. Sería una ignominia”
(recuérdese que Ignacio Andrade, el presidente fraudulento era acusado de
colombiano). Y más adelante: “El gobierno de Crespo…ha comprometido las
rentas futuras del país, esquilmando el tesoro con escandalosas exacciones; ha
recrudecido la miseria de las clases laboriosas; creado la holgazanería por la
avaricia de instintos mercantiles y prácticas torcidas, que desenvuelve y realiza
por medio del contrabando” …“Juventud¡ La pasividad y la indolencia son los grandes
cómplices de los graves males que afligen a la Patria. “
LA GUERRA Y LA MUERTE DE CRESPO
Sitio de "La Mata Carmelera" donde un balazo acabó la vida del general Joaquín Crespo. |
La guerra fue corta pero intensa. Se combatió casi todos los
días, especialmente en los estados centrales del país, pero el ejército
nacional era muy superior y muy bien equipado y fue venciendo poco a poco a los
valerosos insurgentes. Los dos generales
estaban al frente de sus ejércitos, el Mocho frente a los alzados y el general
Joaquín Crespo, ahora expresidente, pero jefe de el ejército y quien mandaba el
país en realidad. El 15 de Abril de 1898 en un hato del estado Cojedes conocido
como El Carmelero, se registró un primer combate en el que resultaron
vencedores los nacionalistas comandados por Hernández y derrotados los
liberales comandados por un coronel de apellido Maduro. Al día siguiente, esto es el 16 de abril, desde
tempranas horas de la mañana se escuchaban disparos de las tropas de los dos
ejércitos. El general Crespo desde su mula, llamada “Gragea” observaba el campo y las posiciones enemigas y
organizaba sus tropas para el ataque. En
lo alto de los árboles de las “matas” o bosquecillos del terreno el general
nacionalista Luis Loreto han ubicado
“cazadores”, que sería lo que hoy llamamos francotiradores, esperando el ataque
de las tropas del gobierno. El general en jefe Joaquín Crespo luce un gran
sombrero blanco, de Panamá, y una especie de ruana o manta blanca también. Es
un hombre alto y fornido. Muy valiente
que no se amilana con el fuego de fusilería que se escucha a lo lejos. Ordena
que le ensillen su brioso corcel llamado “Gato Andaluz”. La blanca manta ondea como una bandera. A lo lejos, uno de los “cazadores” nacionalistas,
montado en lo alto de un samán divisa al hombre de la manta blanca en su brioso
corcel. No sabe quién será su blanco,
pero debe ser un jefe por lo impresionante de su caballo y lo vistoso de sus
ropas, se dice a sí mismo. Apunta el Winchester,
contiene la respiración y aprieta el gatillo en el preciso instante en que el
hombre de la manta blanca se monta en su caballo. El enorme proyectil de calibre
44 impacta de lleno en el pecho del
general en jefe Joaquín Crespo, ultimo gran jefe liberal amarillo, lo bandea y
sale por la espalda, a la altura del omoplato.
Crespo muere instantáneamente.
El General Joaquín Crespo. Su voluminosa figura hacía blanco fácil para cualquier tirador. |
EL MOCHO DESPUES DE QUEIPA
Luego de algunos combates, la revolución es
definitivamente derrotada, finalmente el general José Manuel Hernández cae
preso y es encarcelado en La
Rotunda. Pero muerto Crespo, el gobierno
títere de Andrade queda sin titiritero.
Los generales no respetan al presidente y no hay una autoridad real a la
que todos obedezcan. En 1899 parte desde Los Andes un movimiento que pretende
“restaurar” el orden legal violentado por Crespo y Andrade, de allí que se le
denomina “revolución restauradora”, liderado por Cipriano Castro, que
prácticamente en 5 meses derrota el anárquico ejército de Andrade, toma el
poder y otorga la libertad a “El Mocho”, A quien le encarga el Ministerio de
Fomento, pero al poco tiempo, Hernández le presenta la renuncia y al percibir
el carácter autoritario del nuevo gobierno, se alza nuevamente en armas junto con sus nacionalistas, siendo nuevamente vencido
y capturado en 1900 junto a nuestro tiobisabuelo Eudoro López, en las
inmediaciones de Churuguara. En 1903 es
liberado por Castro con ocasión del bloqueo anglo-alemán y en una muestra de
patriotismo se aparta de las conspiraciones y brevemente se incorpora a una eventual defensa del
territorio nacional. Mas tarde es
enviado por Castro a Washington como ministro plenipotenciario, pero vuelve a
renunciar por no estar de acuerdo con las políticas de Castro. A la caída de Castro regresa al país y el aparentemente
bonachón Gómez de los primeros tiempos lo designa miembro del Consejo de
Gobierno, pero nuevamente fiel a sus principios Hernández renuncia y se
enfrenta al nuevo tirano , por lo que tiene que ir al exilio donde tiene una
vida de humildad, trabajando de carpíntero y repartidor de pan hasta que lo encuentra la muerte. El general Hernández, en todo momento
permaneció fiel a sus principios cívicos y a su ética. Pudo permanecer cómodo, bien en el país o en
el extranjero en los múltiples cargos que le eran ofrecidos por los mandantes
de turno, pero siempre prefirió la digna pobreza consecuente con su visión
política, antes que vender sus principios a los tiranos. Distintas oportunidades tuvo “El Mocho” para
dejar de un lado la aventura peligrosa de sus sueños y sentarse a disfrutar del
sustancioso banquete de la política, pudo vivir cómodamente por un tiempo en el
círculo cortesano de Castro o Gómez.
Pero más pudo su ética y prefirió el propio sacrificio, la lucha franca
contra los dictadores y el ostracismo en el extranjero. Muchos dicen que “El
Mocho” fue un verdadero “Don Quijote” venezolano de los tiempos modernos. En estos tiempos debe ser una referencia
ética para todos los venezolanos.
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