Por Luis Heraclio
Medina C.
Esto dijo Salazar
Cuando estaba en el banquillo:
¡Como me mata Guzmán
Siendo yo tan amarillo¡
(copla llanera)
Pocas personas
recuerdan que recientemente se cumple un aniversario más de la batalla de
Guama, combate ocurrido el 21 de Septiembre de 1.870 entre las fuerzas de la
revolución liberal de Guzmán Blanco, comandadas por el general Matías Salazar y
las tropas conservadoras. Este combate, en el cual se consolidó el régimen de
Guzmán Blanco, una dictadura que duró casi 22 años, bien directamente o por
presidentes títeres, y que transformó radicalmente a Venezuela, tuvo
consecuencias que se sienten todavía hoy en día. Es interesante como se van conectando los
hechos históricos, uno tras otro, para desencadenar resultados que conocemos
sin saber cuáles han sido sus orígenes.
A todos nos son
familiares los principales edificios sede de los poderes públicos, tales como
los Capitolios (Caracas y Valencia), el Palacio Federal, el Teatro Nacional, o
el Palacio de las Academias, expropiados
por Guzmán Blanco a la Iglesia ,
bien los edificios o los terrenos donde se encuentran construidos. Pues bien, el origen de estos edificios
públicos está en la batalla de Guama.
Guzmán Blanco |
Para Abril de 1870
Antonio Guzmán Blanco había tomado el poder con su “revolución liberal”, tras
el combate conocido como la “Batalla de Caracas” en la cual, uno de sus oficiales, el general Matías Salazar, un audaz caudillo cojedeño con profundas
vinculaciones en Carabobo tuvo una decisiva participación, batiendo a las
fuerzas del gobierno en “El Calvario” y consolidando la toma de Caracas. Pero pese a que Guzmán había tomado la
capital, todavía por todo el país existían brotes de resistencia de los
conservadores. El general Matías Salazar
era el jefe de las tropas del gobierno en la región central del país y estaba operando ahora
contra las guerrillas en Cojedes y Carabobo y la zona centro-occidental. El 11 de julio se reúne en Valencia un Congreso de Plenipotenciarios,
presidido por Antonio Leocadio Guzmán, Designa presidente provisional a Guzmán
Blanco y segundo designado (vicepresidente) y segundo jefe del ejército al intrépido
general Matías Salazar.
El valeroso general cojedeño Matías Salazar, (El Pao
1.828-Taguanes 1.872), vencedor de los combates de Caracas y Guama en 1.870 que
consolidaron la revolución liberal de Guzmán Blanco. Presidente del Estado Carabobo y Diputado de
Cojedes.
Pero
las fuerzas conservadoras (los azules) continuaban hostigando al gobierno y
Matías Salazar sale a batirlas.
Primeramente combate en la zona occidental del país, en el sitio
conocido como “La Mora ”,
donde es derrotado, por lo que abandona Barquisimeto y se repliega a San
Felipe. Desde allí nuevamente se enfrentan
liberales y azules en el pueblo de Guama.
Es una feroz y encarnizada batalla de seis horas, la cual se decide a
favor de Matías Salazar gracias a que las fuerzas corianas de los azules se
pasan al lado liberal seducidos por su paisano el guerrillero León Colina. El
saldo del combate de Guama es terrible:
ochocientos muertos quedan en el campo guameño. Doscientos soldados enemigos son hechos
prisioneros y las fuerzas liberales se apoderan de 600 fusiles y otro material
de guerra. Las fuerzas azules en el
centro del páís han quedado destruidas y huyen hacia el occidente. El general
Salazar las persigue hasta Barquisimeto, donde se detiene, ya el centro está
dominado y pacificado. Guama ha sellado la guerra a favor de
Guzman. Apenas quedan unos reductos en
Trujillo, Coro y Maracaibo, que caerán
poco tiempo después. Por la acción de Guama Salazar recibe honores y homenajes
y el presidente Guzmán lo designa presidente (gobernador) del estado Carabobo.
EL
TEDEUM, LA PETICIÓN DE
AMNISTÍA Y LA RUPTURA CON
LA IGLESIA
Una vez conocida la victoria de Guama,
Guzmán Blanco, desde Puerto Cabello, le informa del triunfo al ministro
encargado de la presidencia Diego Bautista Urbaneja y le solicita: “Pida Ud. al
Arzobispo un “Te Deum” (misa solemne) por la paz lograda al que asistirá el
gobierno a dar gracias a Dios en representación de todos los liberales de
Venezuela”. A esto, el Arzobispo Silvestre Guevara y Lira, que poco simpatizaba con los liberales, contestó que que sólo celebraría esta misa si
Guzmán decretara una amnistía general que propiciara el perdón y un
ambiente de paz y concordia en el país, que “un gobierno que perdona y olvida
es más fuerte que uno que persigue y castiga”, que “la magnanimidad sienta muy
bien a quien nada teme y a quien no duda de su victoria”.
El ministro encargado de la presidencia, un furibundo
masón anticlerical, monta en cólera y ordena la expulsión del
Arzobispo del país. Sucesivamente se
rompen las relaciones diplomáticas entre Venezuela y El Vaticano, Guzmán logra
que su Congreso dicte una ley que ordena el cierre de los conventos, la
expulsión de varias ordenes eclesiásticas y la expropiación de templos,
conventos e iglesias…Entre los edificios confiscados o destruidos están el
convento de las Carmelitas Descalzas, cuyas instalaciones pasaron a ser el
Capitlolio de Valencia, el Convento de San Francisco, que se convirtió primeramente en sede de la Universidad Central
de Venezuela, hoy Palacio de las Academias, la Iglesia de la Santísima
Trinidad, convertido en el Panteón
Nacional y fueron destruidos los conventos de el Convento de
las Reverendas Madres de la Inmaculada Concepción, en cuyos terrenos se construyó el Palacio Federal Legislativo y la
iglesia de San Pablo, donde se construyó el Teatro Guzmán Blanco, hoy Teatro
Nacional. Mas tarde en 1876 Guzmán llega al extremo de pedir al Congreso la
creación de una Iglesia venezolana independiente del Vaticano y hasta designa a
un arzobispo.
El Capitolio de
Valencia, anteriormente el convento de las Carmelitas descalzas, expropiado por
el gobierno de Guzmán Blanco.
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Sede del Palacio
Federal Legislativo, construido por el gobierno de Guzmán Blanco en los
terrenos de lo que fue el la iglesia de la Santísima Trinidad, demolido a raíz
del conflicto.
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Teatro Guzmán Blanco, ahora Teatro Nacional, construido sobre las ruinas de lo que fue la iglesia de San Pablo, demolido por ordenes de Guzmán Blanco. |
GUZMAN APROVECHADOR
Si bien las rencillas entre Guzmán y la Iglesia Católica tenían
elementos políticos, filosóficos o doctrinarios, también tuvo importancia en
este conflicto el desmesurado deseo de Guzmán Blanco por enriquecerse cada vez
más. Prácticamente todos los
historiadores están de acuerdo en que Antonio Guzmán
Blanco fue el ladrón más grande que existió en Venezuela en todo el siglo XIX,
sólo superado en el siglo XX por el máximo ladrón, Juan Vicente Gómez. Si bien los edificios o terrenos de conventos
e iglesias tales como los conventos de Carmelitas, Concepciones y Dominicas y
las iglesias de San Jacinto, San Pablo, San Lázaro, la Trinidad y la Capilla del Calvario
fueron adjudicados a instituciones públicas, los historiadores sostienen que las
valiosas alhajas estos (caliz y crucifijos de oro y plata, coronas de santos,
rosarios de piedras preciosas, vinajeras e incenciarios de metales
preciosos, etc) pasaron a aumentar la fortuna personal del
dictador. Tanto así que en 1.877 Guzmán
envió a su palacio en Francia una serie de pesados cajones. El día que los cajones llegaron al puerto de
Saint Nazarie los funcionarios de la aduana insistieron en revisarlos y al
abrirlos ante su sorpresa los encontraron repletos de las joyas de las iglesias
de Caracas, robadas por órdenes de Guzmán para su provecho personal. También se cuenta que los materiales nobles
producto de la demolición de las iglesias ( mármoles, maderas exóticas,
candelabros, etc.) fueron destinados a la construcción de sus casas
particulares. (Rondón Marquez. R.A. “GUZMAN BLANCO, EL AUTOCRATA CIVILIZADOR”
Imprenta García Vicente. Madrid 1952.
Actualmente
Palacio de las Academias. En primer
plano la estatua del propio Guzmán conocida como “El Saludante”, derribada por
el pueblo años después.
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¿Y QUIEN ERA MATIAS SALAZAR?
El vencedor de Guama es el exacto
prototipo del caudillo venezolano del siglo XIX: el propio general de montonera. Llanero ciento por ciento, nacido y criado en
los llanos cojedeños, jinete excelente, hombre de un valor personal
extraordinario que le permitió superar jerarquías rápidamente en el campo de
batalla. Sin ser un hombre de mayor
cultura, tampoco era un analfabeta: de jóven trabajó como escribiente en un
escritorio jurídico muy conocido de Valencia, donde renunció para trabajar un
tiempo como maestro de pueblo. También
trabajo como torero, cultivando buena fama en estas actividades, incluso hasta
en Colombia. Como torero era conocido como “Matiitas” por
su escasa estatura. Luego se incorporó a los liberales en la guerra federal,
dedicándose a la política y la guerra hasta el momento de su prematura muerte. Su
enorme ambición estaba a la par de su valentía, pero le faltaba disciplina. Fue diputado por Cojedes y gobernador de Carabobo,
en ambos estados tenía profundo arraigo popular y gran influencia entre la
soldadesca. También se le acusó de asaltante de caminos, conocido con el
remoquete de “el Encarbonado” por un asalto a una caravana de comerciantes en
el camino entre Valencia y Tinaquillo en el que él y sus secuaces se tiñeron
los rostros con negro carbón. Muchas
veces desobedeció las ordenes superiores, a veces para dedicarse a su
pasatiempo de las peleas de gallos. Después de sus victorias ce Caracas y
Guama, poco a poco va alejándose de su jefe Guzmán Blanco, a quien consideraba
indigno de ser el presidente de los liberales y lo veía como un nuevo
aristócrata… va tramando la conspiración: contacta a los enemigos del
liberalismo, incumple con sus obligaciones políticas y militares hasta que trató
de hacer asesinar al propio Guzmán en una visita a Valencia, en lo que se
conoce como “la noche de San Bernardino”. Al ser descubierto el complot,
abandonó Valencia con sus tropas, pero al poco tuvo que regresar; Guzmán lo
perdonó y lo envió al extranjero, pero el terco Salazar no tardó en tratar de
regresar para hacerle la guerra a su antiguo
jefe, hasta que finalmente fue capturado por las tropas del gobierno y tras un
extraño y amañado juicio, que en el fondo era una farsa montada por Guzmán, fue
condenado a muerte, en un país que había abolido la pena capital. Matías Salazar fue fusilado en Taguanes
acusado entre otras cosas de “traición a la causa liberal” el 17 de mayo de
1.872. Tenía 44 años. Casi todos los generales miembros de Gran Tribunal que lo
condenó traicionarían mas tarde o más temprano al dictador. Sus restos reposan
hoy en la Catedral
de Valencia.
Modesto monumento en
Taguanes, entre Valencia y Tinaquillo, en el lugar donde fue fusilado en gral.
Matías Salazar el 17 de mayo de 1.872.
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